domingo, 30 de mayo de 2021

conmigo misma

 Esto es lo que me pasa:

Quiero escribir una novela, pero me doy cuenta de que no sé escribir en realidad. Entonces no doy ni un paso. Sólo me digo "no sé escribir una novela" pero nada más. 

Sigo montón de páginas que hablan sobre escribir novelas, me uní a un "club de escritores" y solo descubrí que no le doy ningún espacio en mi vida. Ninguno! no hago las "tareas" del club ni las actividades que proponen esas personas en sus redes...

Sin embargo internamente siento muy profundo que tengo que escribir una novela. 

Esto me lleva a pensar ¿Por qué no hago nada para acercarme a escribir una novela? Novela que, dicho sea de paso tiene un argumento bien definido en mi cabeza.

He estado haciendo activamente cosas para lograr otros objetivos. Y no me ha ido nada mal. 

No entendía porque me estaba costando tanto trabajar para escribir una novela hasta que inicié el primer párrafo de esto; 

                                La verdad es que pienso en escribir y me da miedo.

un miedo terrible, porque sé que no sé hacerlo y por tanto el resultado, muy probablemente, no alcanzará el nivel de lo que yo quisiera y eso me decepcionaría mucho... 

Entonces.... no me acerco nada al tema, me da miedo, el estómago se contrae y una sensación desagradable invado mi cuerpo. Me da miedo hacer algo horrible, me costaría mucho integrarlo a la identidad que ya he formado de mí... y por eso lo evito... pero cuando evito algo me limito a mi.

Cuando evito algo me limito a mi...

Pienso que quizás la forma de curarme de ese pánico sea efectivamente escribir algo que sea terrible, para ver que en realidad, después de todo, puedo sobrevivir a eso... Sé que puedo. 






“Alguna vez os habéis sentido tan felices... tan, tan felices que habéis pensado que jamás os sentiríais tan felices... vuestra vida a llegado a una perfección tal... que quizás no vale la pena buscar mas.”







lunes, 17 de mayo de 2021

Entonces...
     La vida cambia.
                           Y uno cambia con la vida.



De pronto el paisaje es otro

y tus manos son otras
y tus ojos son otros

                          Y tú eres otra...

¿Qué sentido tiene lo que antes se creía?
¿Por qué seguir buscando ser alguien que ya no soy?

Escucho distinto el sonido de la lluvia
Veo más colores que antes en el cielo
Siento cosas que antes ya sentía
a lo lejos
muy a lo lejos
.
.
.
.






domingo, 23 de febrero de 2020

Me descubro soñando despierta que de un día a otro apareces en mi puerta.
Me descubro siendo absurda, emocionada de nuevo por lo que no será.

                                                     Nunca será.

                                Vienen palabras inconexas a mi mente:

                                                          Vacío,
                                                              .
                                                             ...
                                                           ......
                                                          .........

                                                          Amor
                                                              .
                                                              .
                                                              .



              Miedos...
                          Tantos miedos.


                                                                     ¿Vamos a hacernos esto de nuevo?
                                                               ¿Jugaremos a rompernos el alma como antes?


                           ...
                              ...
                         ...


Eres otro

               Yo soy otra...

El tiempo pasa y todo ha cambiado
                                                                                       ... y nada ha cambiado.





He llegado a disfrutarlo. Sí.

Inhalar profundo
Cerrar los ojos y viajar...
Sentir...


Todo es perfecto antes de la culpa
¿Has venido a compartirme algo de la tuya?


Espero con miedo el próximo momento
cuando arrepentido y cobarde te diluyas de a poco...
y yo me quede...
                         
                                                 con este dolor.



















sábado, 22 de febrero de 2020

Este día tuvo una melancolía añeja.
El halo de un recuerdo...
de una herida...
de un latir.

Todo este día fue de los dos
                                                     ¿Lo sentiste?

Un recuerdo del futuro, 
un fantasma de lo-que-no-fuimos
acompañando cada acción
cada saludo, cada risa
cada mirada perdida

Marcandome por dentro
a lo lejos
pero eterno...




         Lo odio .
                           .
                                .
                                       .

                                                                                                                           







                                                                                                                                        Y lo amo tanto...














jueves, 20 de febrero de 2020

Todo iba bien hasta que me topé con tus miserias.
Odio los fantasmas que aún me dominan
La distancia se me hace eterna y dolorosa...



Este día he amanecido muerta, y aunque he intentado cumplir con lo que debía, lo cierto es que el cuerpo solo me pide sepultura. A veces los días son pesados y el respirar se vuelve fatigoso.

El sol es hermoso pero solo contrasta con mi alma; fría, oscura y tan habitual...

Sería bueno al menos entender por qué de vez en cuando el alma se me triza y los fantasmas me llevan a esos rincones de melancolía ¿por qué hoy y no anteayer? ¿hay algún motivo para este súbito cambio en mis tristezas?

Intuyo cosas que desconozco todo el tiempo, a veces lo llevo bien... son cosas alegres y fascinantes. Otras veces son cosas terribles que parecen clavar un puñal en mi pecho... intento ir más allá de esa intución y saber el detalle de lo que sucede. ¿Pero cómo? ¿Cómo saberlo?

A veces me siento enloquecer... Tengo un latir ajeno que siento dentro y palabras de otras partes visitan mi cabeza... resulta infrecuente, pero me asustan y conmueven. No son claras, su mensaje es confuso y a veces me dan miedo...

Una vez tuve una amiga... era como yo, aunque no sé bien qué significa eso. Un día en silencio, mirando las nubes comprendimos que había algo más grande en el mundo; una fuerza, una conección... Lloramos en silencio. Me dijo que yo era especial y que quizás ella también lo era... pero que necesitaba calzar, necesitaba ser parte del grupo, con las demás... Nada volvió a ser igual... Escondió su esencia en lo más profundo y se fue con las demás a ser parte del mundo. Me pregunto si a veces...

Pero no...
A donde viaja mi alma ahora no es hacia ella. Tu lo sabes. A veces imagino que tienes todas las respuestas, pero cada vez que te veo solo traes más preguntas. Estoy cansada ¿sabes eso? he comenzado a olvidar tu aroma, tu voz... tu sentido ¿exististe alguna vez? ¿Existes ahora?

Me desfragmento un poco.
Todo duele y es habitual. Es tan cómodo dejar de esforzarse... solo abandonarse a este dolor. ¿Por qué siempre tengo que luchar? No quiero ser por siempre esa niña quebrada... Sé que he cambiado... es solo que hoy... hoy estoy cansada... hoy he amanecido muerta.









miércoles, 12 de febrero de 2020

Sheyla

Mataron a Sheyla.
Lo hicieron porque podían, así de simple. Sin ningún motivo más que su capacidad de hacerlo...

Era una buena persona, le gustaban los perros, confiaba en la gente, amaba el chocolate y la música de Bob Dylan. Tenía un coqueto mechon rosa en el pelo y una mariposa tatuada en la espalda.

La mariposa avisó; esta es Sheyla gritaba con tristeza manchada de sangre. La foto apareció en todas las noticias del día siguiente.
Así se enteró su madre que Sheyla no llegaría más.

Salió más tarde de su trabajo en el cine. La función de las 10 se demoró porque a un joven se le perdió el celular. Tuvo que volver a abrir la sala, ayudarlo a buscar el teléfono, volver a cerrar. Nadie la esperó. Todos conocían a Sheyla y asumieron que alguien más la esperaría. Todos pensaron lo mismo, nadie se quedó con ella. Sheyla salió del cine sola. Tenía miedo, ya era tarde... Solo eran 4 cuadras hasta la estación del metro ¿que son 4 cuadras? Nada.

Habló con Andrea, le reclamó porque no esperaron por ella. Andrea se disculpó y acordaron ir al karaoke después de la función del sábado. Todo estaba bien, pero Sheyla tenía miedo. Se le acercó un tipo a pedirle fuego, no tenía. Siguió su camino. Solo tres cuadras más.

Dobló por la esquina de Alessandri, los árboles se veían más grandes de lo normal. Los autos pasaban por la calle, la luz roja del semáforo iluminó su cara. "hay gente" pensó- como si eso fuese una buena señal, como si eso la protegiera del mal. Luz verde, solo dos cuadras más. El bullicio de la calle de día resulta ensordecedor, pero por la noche solo pasa un auto o dos, nadie más camina por la vereda. Sheyla está sola y tiene miedo.

Otra esquina, la luz roja del semáforo. Sheyla se detiene y ve frente a ella a otra mujer esperando cruzar. "No estoy sola piensa". Entonces alguien la abraza por la espalda y la mueve hacia la calle, Sheyla no ve su cara pero se resiste; un forcejeo breve, un golpe, luego otro. Sheyla es arrastrada a un auto que esperaba la luz roja por un hombre grande con demasiada fuerza.

Lo último que Sheyla ve es la cara de la mujer frente a ella, con pánico, petrificada, sin saber que hacer. Sheyla está ya dentro del auto, inmovilizada, la luz del semáforo cambia, la otra mujer corre y comienza a gritar por ayuda. El auto se aleja con Sheyla dentro.

Sin ningún motivo.
No la conocían...
No les importó quien era...
Era una mujer. Ellos la querían. Ellos podían...




viernes, 31 de enero de 2020

Es agradable cuando las palabras se liberan sin control. Siento que perdí esa capacidad hace años... todo pasa por una sutil censura para que no se vaya a notar demasiado la pasión que me quema por dentro. Porque no sería justo, las cosas están bien... están "bien"

A veces pienso que solo la tristeza me brinda esos momentos de libertad, la censura se va y solo me brota dolor por los ojos, por los poros, por los dedos. La vida es injusta y yo soy parte de ella. Me juzgo por mi sentir, intento dormir mi dolor, no molestemos tristezas mías, no ahora, no hoy... quizás después; cuando el día vuelva a encenderse y en la soledad de este padecimiento me permita maldecir la existencia. Porque es injusta, porque duele, porque la vida entera no trae más que decepción y sufrimiento.

Tengo adentro una voz que parece no ser mía, que contesta a cada declaración con el profesionalismo que otros le enseñaron, una voz patética, que intenta ser positiva y sacarme de esto cuando lo único que quiero es matarla de una vez y entregarme de lleno a todo lo que siento.

Ojalá pudiera uno acallar esas voces, los miedos, los juicios, los que no vienen de otra parte más que de nosotros mismos. Esos son los peores, esos son los que carcomen por dentro, lentos, silenciosos, certeros. Solo nosotros sabemos que están allí dentro, roen mientras vas al trabajo, roen cuando saludas a los compañeros, roen al despertar cada mañana. No necesitan palabras, no necesitan que pienses en algo, no necesitas siquiera que sepas que están ahí, pero un día, un momento de debilidad y se muestran como un monstruo que ha devorado tu pecho, tu hombro, tu ojo izquierdo... cierras los ojos, respitas profundo, escuchas la voz profesional que te dice que no todo está mal, hay belleza en el mundo, ¿recuerdas que bien lo pasaste esa noche jugando? calma... respira profundo, tienes tu ojo, tu hombro, tu pecho...Volvamos a la neblina censuradora, no digas esas cosas, que injusta has sido...


sábado, 25 de enero de 2020

La tumba de la piel vieja


Dejo testimonio aquí de este salto al vacío,
del miedo  que siento,
del amor que me mueve...

Me voy.
Dejo esto, y aquello...
                                    y todo lo demás.

Dejo la piel que un día fui,
los sueños y los tormentos,
las alegrías y frustraciones,
el choque continuo con un sistema
               que no es humano,
                      que no quiere,
                             que no cuida,
                                   que no respeta...
  
Porque lo conseguí;
ya estuve ahí.
Donde pensé que quería estar,
donde todos querían que estuviera...
y sentí que no.
No soy de ahí...
La Yo de ahora no quiere eso,
no acepta eso.

Y por eso me lanzo...
¿a una caída?
¿a un vuelo?

                                                        la historia nos contará. 


jueves, 16 de enero de 2020

Hago malabares con las posibilidades

Juego a encender velas añejas
 y siento esperanza en un futuro distinto...
Camino en medio de dos universos

Temo la nueva puerta que se ha abierto.
La ansio...
               La acaricio...


Huyo de ella y la observo desde lejos...
Me acerco.

Un mundo entero queda atrás.

viernes, 10 de enero de 2020

... hasta que se pierde


Salí del doctor desmotivada, ninguna respuesta, ninguna solución, solo más calmantes y esperar el resultado de los nuevos exámenes… Es verdad que uno tiende a apreciar más las cosas cuando las pierde. Quizás la salud es el mejor ejemplo; nunca antes agradecí por poder caminar sin dolor, pero ahora que cada paso se sentía como una tortura, hubiese cambiado cualquier bien material por poder estar sin ese dolor de nuevo. Siempre asumí que las enfermedades llegarían naturalmente a cierta edad, no esperaba que esa edad fuera antes de los treinta…

Saliendo de la consulta del doctor decidí que no pensaría demasiado en el tema. Mi pensamiento catastrófico habitual resulta especialmente contraproducente en estos momentos. Lidiaré con el dolor hasta que sepa qué lo causa y qué debo hacer para detenerlo. No hay nada más que pueda hacer por ahora…

Este renovado sentido de autocuidado me llevó a pedir un Uber en lugar de caminar con dolor hasta la parada del bus. Me detuve en la esquina de la calle y esperé a que el automóvil llegara. Era un Hyundai Creta, se veía la foto del conductor, me pareció una persona confiable, hombre (¿por qué la mayoría de los conductores de Uber son hombres?), quizás unos 50 años, la patente GWGS 98 a dos minutos de donde esperaba. Perfecto. Me ubiqué en un lugar donde  fuese fácil que se estacionara y esperé.

En menos de un minuto un automóvil se estacionó frente a mí.  ¿Marcela? -Preguntó el chófer- Sí!, respondí  yo extrañada. Antes de que el auto se estacionara ya había descartado que ese fuera mi Uber porque la patente de éste comenzaba con CW y no con GW como decía la aplicación. Me acerqué a la puerta de atrás y vi por la ventana a un tipo de unos treinta años que en nada se parecía al amable caballero de cincuenta que se veía en la foto del perfil.

Dudé en entrar al auto durante unos segundos, pero ya tenía la mano  en la manilla de la puerta… la marca del auto y el color sí correspondía y el chófer había dicho mi nombre. Quizás vi mal la patente o hubo un error de tipeo cuando ingresó su auto a la aplicación. En realidad no sé como funciona todo eso pero finalmente me subí al auto, con algo de inseguridad... pero lo hice  porque no tenía la personalidad para decirle al tipo que no lo tomaría porque  no me daba confianza. Tampoco se me ocurrió decirle una mentira para zafar de la situación. Pedí un Uber, el Uber llegó y solo seguí actuando como las cosas tenían que ser…

El tipo se muestra amable, hace unos comentarios del clima y me pregunta si quiero escuchar algo.

Siempre me ha parecido que poner tu música frente a otras personas requiere de algo de confianza. Mi música dice cosas de mí y no quiero que cualquiera sepa algo de mí… le dije que no se me ocurría nada que poner pero que pusiera la música que a él le gustara. No se hizo de rogar, puso una canción de Daft Punk y siguió el trayecto intentando generar conversación.

Soy una persona amable, intento que las personas se sientan bien cuando me hablan aunque no me interese un pepino la verdad… siempre finjo interés porque no quiero que se sientan tristes o poco importantes. ¡Qué idiotez! Si en realidad no son importantes para mí! Pero bueno… sería descortés poner mi necesidad de silencio por sobre su necesidad de atención ¿No? Esa es la forma en que yo funciono. Toda una cruz.

Como sea, el tipo se llamaba Fausto, era técnico de TV Cable, el trabajo había ido muy mal los últimos meses así que lo echaron de la empresa luego de 11 años de servicio. Se puso a trabajar de Uber mientras encuentra un trabajo mejor. Trabaja todo el día y casi no ve a su familia. Fausto iba conversándome de su mamá enferma cuando se enoja por la canción que suena por la radio, "malos recuerdos" se limita a decir, hace el movimiento para cambiar la canción cuando un motociclista descontrolado se cruza en el camino.  Alcanzó a girar el volante con rapidez y de la nada vi a los autos estacionados y personas caminando por la vereda frente a nosotros; con una velocidad increíble Fausto volvió a girar el volante, esta vez en dirección opuesta, alcanzamos a chocar con los autos estacionados, pero fue mínimo. El motociclista ya no estaba en mi campo visual, Fausto intentaba retomar el control del vehículo y entonces… ese sonido.

Nunca antes había escuchado el sonido de huesos quebrarse. La cabeza del motociclista se azotó en el suelo y su casco roto no pareció mitigar para nada el fuerte golpe. Entonces Fausto logró frenar completamente el auto y lentamente fuimos comprendiendo lo que pasaba; la moto zigzagueante que finalmente cae frente a nosotros, la maniobra evasiva que nos lleva a chocar con un auto estacionado y un nuevo giro para retomar el control del auto que termina chocando con el cuerpo del motociclista y rompiéndolo, literalmente.

Fausto aún aturdido me mira por el retrovisor y pregunta si estoy bien. Ante mi afirmación se baja del auto y avanza hasta el cuerpo inmóvil del motociclista. Yo, infinitamente adolorida,  salgo del auto y sigo a Fausto lentamente. Muchas personas se nos acercan, preguntan si estamos bien, los sonidos se vuelven confusos y las imágenes comienzan a borrarse… cierro los ojos y caigo al piso.

Abro los ojos arriba de una camilla aún en la calle, al fondo escucho el llanto de un hombre adulto que repite una y otra vez "Se cruzó de la nada", es Fausto reconozco después. Cerca de mi un paramédico con una pequeña linterna apuntándome a los ojos diciendo cosas que no entiendo bien y a lo lejos, el llanto desgarrador de una mujer clamando por su hijo… el motociclista.

El paramédico me pregunta mi nombre, edad y si tengo a quien llamar, pregunta que día es hoy y cuantos dedos veo mientras levanta su mano frente a mi. Luego un policía se acerca y me pregunta si conocía al chofer; era mi Uber -Contesto- ¿está bien? El policía me dice que su nombre en realidad es David y tenía una orden de detención pendiente por haber atropellado a una señora y haber huido del lugar. ¿Fausto? Me pregunto internamente, no pensé que fuera capaz de algo así… aunque claro, no lo conozco ni hace 10 minutos. ¿El motociclista? Pregunto aún desconcertada. Murió -me responde seco el policía.

No tengo ningún daño de consideración, pero optan por llevarme al hospital para asegurarse. Junto a mí, en la ambulancia va también Fausto que aún tiembla por todo lo que pasó, él va a constatar lesiones porque se lo llevarán detenido; ya tenía una orden de detención y ahora este nuevo accidente… Su panorama es complicado. De pronto saca del bolsillo de su camisa una pequeña petaquita de la cual bebe un líquido que asumo es alcohol. Me sorprendo y él se apresura a explicarme que "es para los nervios", se nota afectado por la situación… eso no se verá bien en la alcoholemia…

Me voy a ir pa' dentro - declara, refiriéndose a que irá a la cárcel- no sé si pueda soportar estar encerrado de nuevo, es una locura perder la libertad, uno no la valora hasta que la pierde.

Intento pensar en qué momento fue a la cárcel si llevaba once años trabajando en la compañía de cable, dudo de la historia que me contó antes, pero sobre todo me quedo pensando en la libertad y como uno la valora cuando la pierde. Es como la salud, es como la vida… pienso en el motociclista que acaba de morir, él no tiene una segunda oportunidad, no podrá valorar la vida más de lo que ya lo hizo… pienso en por qué habrá perdido el control de la moto, pienso en Fausto, que ahora es David y no será más libre, pienso en mi salud y que aún camino y puedo moverme, pienso en que estoy viva y aún con limitaciones soy libre…

¿Cómo he estado ocupando mi libertad hasta ahora? ¿Qué haré de aquí en adelante? Hay situaciones que nos llevan a poner la vida en perspectiva. Todo a cambiado un poco ahora...





 T odo el universo convive en mi interior.  Todo. Silencio Se oye el pulso del mundo como nunca pálido la tierra va a dar a luz un árbol. To...