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lunes, 28 de septiembre de 2015

Cartas al amor que no se olvida

(Quizás nunca leas las siguientes palabras. Haré como si fuera así; como si nunca leyeras lo que voy a escribir, es la única forma de escribirte sin culpas)


            Sigo sin olvidarte
            Sigo amándote
            Y no obstante,
Todo ha cambiado.


                 He dejado de soñar contigo cada noche y despertar llorando tu ausencia. He dejado de pensarte en mi futuro y de dar mil vueltas a nuestra historia que no fue.  Incluso he logrado aceptar que lo que pasó… fue lo único que podía pasar.
 No podía pedirte más.

                  De alguna forma, los pequeños pedacitos que quedaron de mi cuando te fuiste… han logrado unirse con algo de ayuda (mucha, mucha ayuda).  No soy la misma de antes…He cambiado.

He cambiado
Porque la vida exige que cambiemos con ella.
Me gusta como soy aunque también extrañe un poco a la yo de antes.
Ya no dueles, ni duele la parte de mí que se fue contigo.
Me he liberado al fin del dolor que cargaba.

 Espero algún día poder verte de nuevo sin que la imagen de ese niño perdido me conmueva por dentro. 
Porque espero que logres superar a ese niño sin padre que siente que es su culpa esa ausencia, 
que es su culpa ese “fracaso” con ella, 
que es su culpa todo el dolor… 
que no será su culpa que otro niño quede perdido sin padre…

Quiero al menos liberarte de la culpa de haberme destrozado.
Nunca estuve más viva ni aprendí más de la vida que desde que me dejaste.

Tenías razón.


Te amo 
y no estoy ni un poco enamorada de ti.

Espero que logres ser feliz en la vida que elegiste, que hagas lo que prometiste y aprendas en esta vida todo lo que haga falta. Ahora creo que puedes…  que puedes ser feliz; solo elegiste otro camino, uno que yo no hubiese elegido… pero uno que es tuyo, que puede llevarte lejos si dejas de buscar castigo por culpas que no tienes…


Yo tengo ahora otro camino también… uno que se aleja de nuestros planes febriles de vivir juntos lejos de todo, uno donde no tengo hijos frutos del “amor verdadero”, ni aprendo a cocinar para ti. Uno donde estoy yo y un mundo de posibilidades… 
donde estoy yo queriéndome mucho, 
                                                  aprendiendo, 
                                                                sanando, 
                                                                         amando…



domingo, 7 de septiembre de 2014




¿Esto es la vida?
      ¿Este dolor?
      ¿Esta agonía?



Abro mis ojos y fijo la vista en las rugosidades del techo, poco a poco comienzo a sentir los sonidos de la ciudad que despierta y el dolor en mi pecho comienza a crecer.


Otro día comienza.


Hace tiempo dejé de pensar en levantarme o no hacerlo, hace tiempo dejé de tener la libertad de decidir qué hacer con mi vida. Debo levantarme, debo trabajar, debo simular felicidad, ser amable con las personas ¿qué culpa tienen ellos del muerto en mi cabeza? Me ducho y disfruto genuinamente de esos minutos bajo el agua, disfruto y lloro, lloro por haber despertado, lloro porque aún me dueles, lloro por tener que seguir, seguir y salir afuera...


A veces camino por la calle y pienso cuantas de todas esas personas están sufriendo por amor ¿Cuantos llevan los pedazos de su corazón escondido? ¿cuantos van fingiendo sonrisas como yo? ¿cómo soporta el mundo tanto dolor?


Me gusta el viaje al trabajo, ir en el bus, mirar por la ventana y que nada más exista. Fantaseo con la idea de no llegar a trabajar, que algo inesperado suceda y cambie mi día y mi vida para siempre; un accidente, alguien que me secuestre, un meteorito cayendo en mi cabeza y acabando con mi existencia para siempre ¿lo sabrías? ¿te enterarías algún día de mi muerte? No, claro que no…  hace tiempo has dejado de asomarte a mi ventana ¿que más da? solo soy el pasado, el error, el pecado...


Es un día gris, me asomo por la ventana del bus y elevo la vista a la cordillera, veo como la tormenta se avecina. Pienso que al volver quisiera compartir un café contigo y me sorprendo llorando otra vez.


Ya no estás, hace tiempo no estás ¿por qué te imagino aun en mis planes?


Llego al colegio donde debo trabajar y un niño confiesa su amor por mi, y me odio, me odio con fuerza, con toda la fuerza del mundo, me detesto y me desmayo, todo es negro… como quisiera que todo se quedara así…


Despierto un momento más tarde, con las profesoras rodeándome y la directora preguntando si quiero que llamen a alguien que vaya por mi ¿Alguien? como si hubiese alguien para mi en esta enorme ciudad... Me disculpo, ya estoy bien, a sido una baja de presión… no es nada, no es nada, no se preocupen, estoy bien, sonrío y me creen.


Salgo del colegio y la tormenta estalla y con ella mi corazón, algo dentro muy dentro explota y caigo en la tierra y lloro a gritos y agradezco trabajar en un lugar tan alejado, agradezco que no haya nadie cerca, agradezco la soledad en que vivo mi dolor y grito, grito más, y maldigo mi dolor y me maldigo a mi y a ti a la vez…

Es el día en que he decidido que es demasiado para mí, que no puedo seguir cargando tu ausencia, tu silencio, tus mentiras… 


Es el día que decido ya no seguir.


martes, 26 de agosto de 2014

Abrir la herida
                            (echarle sal)
Besar la herida
                            (con limón y menta)
Llorar la herida
                            (A grito limpio y melancolía añeja)
Maldecir la herida
                             (con veneno inerte y rezos vanos)
Amar la herida
                             (porque no hay más nada)
Amarte a ti
                            (porque eres la herida)





martes, 22 de abril de 2014

miércoles, 2 de abril de 2014

martes, 1 de abril de 2014

Te miro
No estás
Te respiro
No estás
Te beso
No estás

Mira cabrón,
te apareces o te voy a buscar.


martes, 11 de marzo de 2014

Leo tu último mail cada dos o tres días. Cuando estoy triste duermo con tu polerón gigante que dejaste abandonado en mi casa (a mí me queda gigante, caigo dos veces y media en él). Cuando abro la caja de la leche, siempre me acuerdo que tú me dijiste que no eran necesarias las tijeras para abrirla “¿para qué crees que es la línea punteada?” preguntaste… yo no respondí pero pensaba que era para mostrar el camino donde debían pasar las tijeras. A veces tomo la mariposa de mi cadenita e intento moverla, pero no puedo porque una vez se salió y tú la arreglaste y la dejaste presa en un eslabón de la cadena; ahora no puede dar vueltas por toda la cadena, pero la tomo y muevo toda la cadena con ella y me da cosquillas en el cuello. Escribo al menos dos veces a la semana cosas que no te mando y me leo libros de Bukowski cada vez que te echo de menos...


 Ayer me di cuenta que cuando uno se aleja de alguien realmente no es el adiós, el adiós de verdad es cuando viene otra persona a tu vida y debes decidir si le abres las puertas y dejas que intente rehacer el jardín o pasas de eso y sigues en tu vida llena de recuerdos y de cosas que no serán… Pero creo que tu polerón es demasiado reconfortante y que me gusta sonreír cada vez que abro una caja de leche y que es agradable sentir cosquillas y pensar en ti y que en realidad Bukowski no está nada de mal…

sábado, 8 de marzo de 2014

La nostalgia me devora cada mañana. Es cansado despertar día por medio con la sensación de tu cuerpo bajo el mío. Es así; abro los ojos y toda yo estoy en esa posición de medio abrazo: mi brazo rodeándote, mi pierna sobre ti a la altura de la entrepierna y mi cabeza apoyada en tu pecho. Despierto en esa posición y siento tu olor (¡oh! ¡Como amo tu olor!)  y busco tu cabeza, quiero acariciar tu pelo suavemente pero no lo encuentro y abro los ojos y no estás allí. Entonces recuerdo que la vida no es un sueño y que llevo meses sin ti, que mi corazón aún duele y aún te ama. Entonces veo que es otro día que resistir.  Me levanto y veo mi cama a lo lejos, recuerdo cuando estabas en ella junto a mí. Recuerdo la última vez que te vi; solo, de espaldas a la puerta. La noche anterior me había dormido llorando en la otra habitación, el miedo y la rabia se habían mezclado de una forma extraña en mi corazón, pero entonces te vi ahí, dormido como un niño y solo pude acostarme a tu lado y abrazarte y besarte... Pero hoy no estás y mañana tampoco.  Y me pregunto cuanto más podré sobrevivir sin ti, cuanto más me despertare con esta sensación solo para enfrentar el vacío que has dejado en mí… 



martes, 18 de febrero de 2014

Te encontré. Te encontré en Bukowski. Ahí, metido entre sus letras, todas las sombras que te comenzarán a devorar;  encontré tu desgano por la gente, tu amor por el whisky, tu fervor por las letras, tu espíritu atormentado... ahí, ahí estás tú amor.

Es el libro que me voy a follar


sábado, 15 de febrero de 2014


No aguanto las ganas de hablarte pero te imagino con ella y mi deseo se desmorona, te imagino rehaciendo tu vida a su lado, tomándolo todo desde donde lo dejaste para venir conmigo... Entonces me siento tu maldición 
¿Fui tu maldición amor? 
¿Todas nuestras noches, todas nuestras caricias no fueron más que la puerta a tu infierno?

Sé que te quiero mucho más de lo que te quieres tú, porque mientras intentas frenéticamente reprimir tu oscuridad, yo beso cada una de tus sombras y te dejo volar... ¿qué es ese infierno entonces; oponerse a este amor o dejarse llevar?

Un día la vida volverá a encontrarnos... o quizás nunca acabemos de separarnos... 

Solo sé que sigues aquí dentro 
aunque ya no te mire, 
aunque ya no te hable, 
aunque ya no te toque 
aunque ya no quiera estar contigo. 
Sigues aquí. 


martes, 28 de enero de 2014

Y entonces me desestabilizo, agarro mis cabellos y jalo con fuerza y grito y lloro y me pregunto por qué; ¿por qué tuve que ser tan estúpida? ¿por qué tuve que amarte tanto? Y entonces cierro los ojos y veo tu imagen durmiendo en mi regazo, y veo tu dolor escondido en el alma y me calmo y me culpo y vuelvo a llorar, esta vez calmadamente, esta vez con un dolor más profundo... abrazo tu ausencia y beso tu vacío y pido al cielo que tu felicidad llegue pronto, ruego a dios por algo de consuelo, no para mi -vacío muerto y estéril- sino para ti que eres todo lo que quiero. 


jueves, 19 de diciembre de 2013

            Tu ausencia llena mi cuarto y hace cosquillas en mis vacíos. ¿No sientes en tu lejanía el llanto de este cuerpo despedazado?  Sé la suave brisa que me sube el vestido  y acaricia con su tibieza las cicatrices del viaje. Ven,  embriágate de mí fiebre y hazme beber de tu calor... 


vuelve el abismo en llanto, el llanto en risa, la risa en amor.

Hazme saltar a la muerte contigo
Pequeña... pequeña muerte
Dulce... dulce abismo. 

Me gustaría poder explicarte lo difícil que me resulta hablar... Hablar y que me escuchen... Hablar y escuchar mi voz... Es como si al habl...