Esta vez estaba dentro de un establecimiento extraño; una mezcla de colegio y consultorio; las paredes celestes, el piso cerámico y una luz fría. No veía a nadie pero sabía que era un lugar que la gente concurría, esperando atención o algún tipo de ayuda. Pero yo permanecía totalmente ajena al sentido de la construcción, yo simplemente buscaba "algo" un lugar que me llamaba pero al que no conseguía llegar.
Las distintas habitaciones de la gran casona, se unían por interminables puertas. Sentía que cruzaba de aquí a allá, pero mi movimiento era errático y perdido, como si estuviese en un laberinto sin lograr encontrar la salida.
Entonces veo una puerta que parece ser la entrada del lugar, desde allí emerge una luz cálida y su reflejo en las hojas de los árboles me magnetizan en esa dirección. Como si hubiese encontrado un halo, un aroma, una huella de ese "algo" que había estado buscando.
Entonces, cuando estaba a punto de llegar a la entrada, tres personas cruzan la gran puerta del antejardín. Son tres mujeres seguras y decididas que parecen no comprender lo que hago ahí. Yo miro a mi alrededor como buscando una respuesta y entonces lo veo; frente a mi una puerta de vidrio deja ver un espacio cuyas baldosas reflejan una luz fría, acuática... A su lado una piscina subterránea y profunda. De pronto parece que me encuentro bajo el nivel del suelo.
La vista es maravillosa. Una piscina completamente inesperada, con una pared de vidrio que permite observar esa gran masa de agua transparente y en su interior, una mujer delgada con el pelo largo que parece intentar bucear por el fondo.
La observo y pienso en cómo se sentirá todo el peso de esa enorme masa de agua sobre ella ¿he sentido yo algo así alguna vez? siento ganas de ser la mujer dentro de la piscina y al mismo tiempo...
Me siento sensible e infinitamente receptiva.
Despierto.
