Muchas entidades difíciles de caracterizar, compartían conmigo en una sala. Las paredes eran de color tierra y no había ventanas. El cuarto era pequeño, pero habíamos bastantes, nuestros cuerpos parecían no ocupar espacio. Estábamos atentos a las enseñanzas que transmitía la entidad que se encontraba frente a nosotros; un cuerpo humano con cabeza de animal. Este ser transmitía sabiduría sin utilizar palabras, emitía una vibración especial que parecía llenarme de sentido.
Me semi-despierto murmurando Xaaaeeee con una voz que me resulta extraña. Aún en otro mundo me doy vueltas intentando volver a mi clase. Esta es mi convicción; debo integrar las enseñanzas del maestro.
Xaaaaeeeee vuelvo a decir sin saber por qué... como si fuese una llave para volver.
Entiendo entonces -como si alguien lo explicara en mi oído sin palabras- que mi falta de práctica hace que no pueda seguir sosteniendo esa conexión. Despierto.
una maravilla de palabras con las cuales has formado tu bello texto
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