lunes, 17 de mayo de 2021

Entonces...
     La vida cambia.
                           Y uno cambia con la vida.



De pronto el paisaje es otro

y tus manos son otras
y tus ojos son otros

                          Y tú eres otra...

¿Qué sentido tiene lo que antes se creía?
¿Por qué seguir buscando ser alguien que ya no soy?

Escucho distinto el sonido de la lluvia
Veo más colores que antes en el cielo
Siento cosas que antes ya sentía
a lo lejos
muy a lo lejos
.
.
.
.






domingo, 23 de febrero de 2020

Me descubro soñando despierta que de un día a otro apareces en mi puerta.
Me descubro siendo absurda, emocionada de nuevo por lo que no será.

                                                     Nunca será.

                                Vienen palabras inconexas a mi mente:

                                                          Vacío,
                                                              .
                                                             ...
                                                           ......
                                                          .........

                                                          Amor
                                                              .
                                                              .
                                                              .



              Miedos...
                          Tantos miedos.


                                                                     ¿Vamos a hacernos esto de nuevo?
                                                               ¿Jugaremos a rompernos el alma como antes?


                           ...
                              ...
                         ...


Eres otro

               Yo soy otra...

El tiempo pasa y todo ha cambiado
                                                                                       ... y nada ha cambiado.





He llegado a disfrutarlo. Sí.

Inhalar profundo
Cerrar los ojos y viajar...
Sentir...


Todo es perfecto antes de la culpa
¿Has venido a compartirme algo de la tuya?


Espero con miedo el próximo momento
cuando arrepentido y cobarde te diluyas de a poco...
y yo me quede...
                         
                                                 con este dolor.



















sábado, 22 de febrero de 2020

Este día tuvo una melancolía añeja.
El halo de un recuerdo...
de una herida...
de un latir.

Todo este día fue de los dos
                                                     ¿Lo sentiste?

Un recuerdo del futuro, 
un fantasma de lo-que-no-fuimos
acompañando cada acción
cada saludo, cada risa
cada mirada perdida

Marcandome por dentro
a lo lejos
pero eterno...




         Lo odio .
                           .
                                .
                                       .

                                                                                                                           







                                                                                                                                        Y lo amo tanto...














jueves, 20 de febrero de 2020

Todo iba bien hasta que me topé con tus miserias.
Odio los fantasmas que aún me dominan
La distancia se me hace eterna y dolorosa...



Este día he amanecido muerta, y aunque he intentado cumplir con lo que debía, lo cierto es que el cuerpo solo me pide sepultura. A veces los días son pesados y el respirar se vuelve fatigoso.

El sol es hermoso pero solo contrasta con mi alma; fría, oscura y tan habitual...

Sería bueno al menos entender por qué de vez en cuando el alma se me triza y los fantasmas me llevan a esos rincones de melancolía ¿por qué hoy y no anteayer? ¿hay algún motivo para este súbito cambio en mis tristezas?

Intuyo cosas que desconozco todo el tiempo, a veces lo llevo bien... son cosas alegres y fascinantes. Otras veces son cosas terribles que parecen clavar un puñal en mi pecho... intento ir más allá de esa intución y saber el detalle de lo que sucede. ¿Pero cómo? ¿Cómo saberlo?

A veces me siento enloquecer... Tengo un latir ajeno que siento dentro y palabras de otras partes visitan mi cabeza... resulta infrecuente, pero me asustan y conmueven. No son claras, su mensaje es confuso y a veces me dan miedo...

Una vez tuve una amiga... era como yo, aunque no sé bien qué significa eso. Un día en silencio, mirando las nubes comprendimos que había algo más grande en el mundo; una fuerza, una conección... Lloramos en silencio. Me dijo que yo era especial y que quizás ella también lo era... pero que necesitaba calzar, necesitaba ser parte del grupo, con las demás... Nada volvió a ser igual... Escondió su esencia en lo más profundo y se fue con las demás a ser parte del mundo. Me pregunto si a veces...

Pero no...
A donde viaja mi alma ahora no es hacia ella. Tu lo sabes. A veces imagino que tienes todas las respuestas, pero cada vez que te veo solo traes más preguntas. Estoy cansada ¿sabes eso? he comenzado a olvidar tu aroma, tu voz... tu sentido ¿exististe alguna vez? ¿Existes ahora?

Me desfragmento un poco.
Todo duele y es habitual. Es tan cómodo dejar de esforzarse... solo abandonarse a este dolor. ¿Por qué siempre tengo que luchar? No quiero ser por siempre esa niña quebrada... Sé que he cambiado... es solo que hoy... hoy estoy cansada... hoy he amanecido muerta.









miércoles, 12 de febrero de 2020

Sheyla

Mataron a Sheyla.
Lo hicieron porque podían, así de simple. Sin ningún motivo más que su capacidad de hacerlo...

Era una buena persona, le gustaban los perros, confiaba en la gente, amaba el chocolate y la música de Bob Dylan. Tenía un coqueto mechon rosa en el pelo y una mariposa tatuada en la espalda.

La mariposa avisó; esta es Sheyla gritaba con tristeza manchada de sangre. La foto apareció en todas las noticias del día siguiente.
Así se enteró su madre que Sheyla no llegaría más.

Salió más tarde de su trabajo en el cine. La función de las 10 se demoró porque a un joven se le perdió el celular. Tuvo que volver a abrir la sala, ayudarlo a buscar el teléfono, volver a cerrar. Nadie la esperó. Todos conocían a Sheyla y asumieron que alguien más la esperaría. Todos pensaron lo mismo, nadie se quedó con ella. Sheyla salió del cine sola. Tenía miedo, ya era tarde... Solo eran 4 cuadras hasta la estación del metro ¿que son 4 cuadras? Nada.

Habló con Andrea, le reclamó porque no esperaron por ella. Andrea se disculpó y acordaron ir al karaoke después de la función del sábado. Todo estaba bien, pero Sheyla tenía miedo. Se le acercó un tipo a pedirle fuego, no tenía. Siguió su camino. Solo tres cuadras más.

Dobló por la esquina de Alessandri, los árboles se veían más grandes de lo normal. Los autos pasaban por la calle, la luz roja del semáforo iluminó su cara. "hay gente" pensó- como si eso fuese una buena señal, como si eso la protegiera del mal. Luz verde, solo dos cuadras más. El bullicio de la calle de día resulta ensordecedor, pero por la noche solo pasa un auto o dos, nadie más camina por la vereda. Sheyla está sola y tiene miedo.

Otra esquina, la luz roja del semáforo. Sheyla se detiene y ve frente a ella a otra mujer esperando cruzar. "No estoy sola piensa". Entonces alguien la abraza por la espalda y la mueve hacia la calle, Sheyla no ve su cara pero se resiste; un forcejeo breve, un golpe, luego otro. Sheyla es arrastrada a un auto que esperaba la luz roja por un hombre grande con demasiada fuerza.

Lo último que Sheyla ve es la cara de la mujer frente a ella, con pánico, petrificada, sin saber que hacer. Sheyla está ya dentro del auto, inmovilizada, la luz del semáforo cambia, la otra mujer corre y comienza a gritar por ayuda. El auto se aleja con Sheyla dentro.

Sin ningún motivo.
No la conocían...
No les importó quien era...
Era una mujer. Ellos la querían. Ellos podían...




viernes, 31 de enero de 2020

Es agradable cuando las palabras se liberan sin control. Siento que perdí esa capacidad hace años... todo pasa por una sutil censura para que no se vaya a notar demasiado la pasión que me quema por dentro. Porque no sería justo, las cosas están bien... están "bien"

A veces pienso que solo la tristeza me brinda esos momentos de libertad, la censura se va y solo me brota dolor por los ojos, por los poros, por los dedos. La vida es injusta y yo soy parte de ella. Me juzgo por mi sentir, intento dormir mi dolor, no molestemos tristezas mías, no ahora, no hoy... quizás después; cuando el día vuelva a encenderse y en la soledad de este padecimiento me permita maldecir la existencia. Porque es injusta, porque duele, porque la vida entera no trae más que decepción y sufrimiento.

Tengo adentro una voz que parece no ser mía, que contesta a cada declaración con el profesionalismo que otros le enseñaron, una voz patética, que intenta ser positiva y sacarme de esto cuando lo único que quiero es matarla de una vez y entregarme de lleno a todo lo que siento.

Ojalá pudiera uno acallar esas voces, los miedos, los juicios, los que no vienen de otra parte más que de nosotros mismos. Esos son los peores, esos son los que carcomen por dentro, lentos, silenciosos, certeros. Solo nosotros sabemos que están allí dentro, roen mientras vas al trabajo, roen cuando saludas a los compañeros, roen al despertar cada mañana. No necesitan palabras, no necesitan que pienses en algo, no necesitas siquiera que sepas que están ahí, pero un día, un momento de debilidad y se muestran como un monstruo que ha devorado tu pecho, tu hombro, tu ojo izquierdo... cierras los ojos, respitas profundo, escuchas la voz profesional que te dice que no todo está mal, hay belleza en el mundo, ¿recuerdas que bien lo pasaste esa noche jugando? calma... respira profundo, tienes tu ojo, tu hombro, tu pecho...Volvamos a la neblina censuradora, no digas esas cosas, que injusta has sido...


sábado, 25 de enero de 2020

La tumba de la piel vieja


Dejo testimonio aquí de este salto al vacío,
del miedo  que siento,
del amor que me mueve...

Me voy.
Dejo esto, y aquello...
                                    y todo lo demás.

Dejo la piel que un día fui,
los sueños y los tormentos,
las alegrías y frustraciones,
el choque continuo con un sistema
               que no es humano,
                      que no quiere,
                             que no cuida,
                                   que no respeta...
  
Porque lo conseguí;
ya estuve ahí.
Donde pensé que quería estar,
donde todos querían que estuviera...
y sentí que no.
No soy de ahí...
La Yo de ahora no quiere eso,
no acepta eso.

Y por eso me lanzo...
¿a una caída?
¿a un vuelo?

                                                        la historia nos contará. 


jueves, 16 de enero de 2020

Hago malabares con las posibilidades

Juego a encender velas añejas
 y siento esperanza en un futuro distinto...
Camino en medio de dos universos

Temo la nueva puerta que se ha abierto.
La ansio...
               La acaricio...


Huyo de ella y la observo desde lejos...
Me acerco.

Un mundo entero queda atrás.

viernes, 10 de enero de 2020

... hasta que se pierde


Salí del doctor desmotivada, ninguna respuesta, ninguna solución, solo más calmantes y esperar el resultado de los nuevos exámenes… Es verdad que uno tiende a apreciar más las cosas cuando las pierde. Quizás la salud es el mejor ejemplo; nunca antes agradecí por poder caminar sin dolor, pero ahora que cada paso se sentía como una tortura, hubiese cambiado cualquier bien material por poder estar sin ese dolor de nuevo. Siempre asumí que las enfermedades llegarían naturalmente a cierta edad, no esperaba que esa edad fuera antes de los treinta…

Saliendo de la consulta del doctor decidí que no pensaría demasiado en el tema. Mi pensamiento catastrófico habitual resulta especialmente contraproducente en estos momentos. Lidiaré con el dolor hasta que sepa qué lo causa y qué debo hacer para detenerlo. No hay nada más que pueda hacer por ahora…

Este renovado sentido de autocuidado me llevó a pedir un Uber en lugar de caminar con dolor hasta la parada del bus. Me detuve en la esquina de la calle y esperé a que el automóvil llegara. Era un Hyundai Creta, se veía la foto del conductor, me pareció una persona confiable, hombre (¿por qué la mayoría de los conductores de Uber son hombres?), quizás unos 50 años, la patente GWGS 98 a dos minutos de donde esperaba. Perfecto. Me ubiqué en un lugar donde  fuese fácil que se estacionara y esperé.

En menos de un minuto un automóvil se estacionó frente a mí.  ¿Marcela? -Preguntó el chófer- Sí!, respondí  yo extrañada. Antes de que el auto se estacionara ya había descartado que ese fuera mi Uber porque la patente de éste comenzaba con CW y no con GW como decía la aplicación. Me acerqué a la puerta de atrás y vi por la ventana a un tipo de unos treinta años que en nada se parecía al amable caballero de cincuenta que se veía en la foto del perfil.

Dudé en entrar al auto durante unos segundos, pero ya tenía la mano  en la manilla de la puerta… la marca del auto y el color sí correspondía y el chófer había dicho mi nombre. Quizás vi mal la patente o hubo un error de tipeo cuando ingresó su auto a la aplicación. En realidad no sé como funciona todo eso pero finalmente me subí al auto, con algo de inseguridad... pero lo hice  porque no tenía la personalidad para decirle al tipo que no lo tomaría porque  no me daba confianza. Tampoco se me ocurrió decirle una mentira para zafar de la situación. Pedí un Uber, el Uber llegó y solo seguí actuando como las cosas tenían que ser…

El tipo se muestra amable, hace unos comentarios del clima y me pregunta si quiero escuchar algo.

Siempre me ha parecido que poner tu música frente a otras personas requiere de algo de confianza. Mi música dice cosas de mí y no quiero que cualquiera sepa algo de mí… le dije que no se me ocurría nada que poner pero que pusiera la música que a él le gustara. No se hizo de rogar, puso una canción de Daft Punk y siguió el trayecto intentando generar conversación.

Soy una persona amable, intento que las personas se sientan bien cuando me hablan aunque no me interese un pepino la verdad… siempre finjo interés porque no quiero que se sientan tristes o poco importantes. ¡Qué idiotez! Si en realidad no son importantes para mí! Pero bueno… sería descortés poner mi necesidad de silencio por sobre su necesidad de atención ¿No? Esa es la forma en que yo funciono. Toda una cruz.

Como sea, el tipo se llamaba Fausto, era técnico de TV Cable, el trabajo había ido muy mal los últimos meses así que lo echaron de la empresa luego de 11 años de servicio. Se puso a trabajar de Uber mientras encuentra un trabajo mejor. Trabaja todo el día y casi no ve a su familia. Fausto iba conversándome de su mamá enferma cuando se enoja por la canción que suena por la radio, "malos recuerdos" se limita a decir, hace el movimiento para cambiar la canción cuando un motociclista descontrolado se cruza en el camino.  Alcanzó a girar el volante con rapidez y de la nada vi a los autos estacionados y personas caminando por la vereda frente a nosotros; con una velocidad increíble Fausto volvió a girar el volante, esta vez en dirección opuesta, alcanzamos a chocar con los autos estacionados, pero fue mínimo. El motociclista ya no estaba en mi campo visual, Fausto intentaba retomar el control del vehículo y entonces… ese sonido.

Nunca antes había escuchado el sonido de huesos quebrarse. La cabeza del motociclista se azotó en el suelo y su casco roto no pareció mitigar para nada el fuerte golpe. Entonces Fausto logró frenar completamente el auto y lentamente fuimos comprendiendo lo que pasaba; la moto zigzagueante que finalmente cae frente a nosotros, la maniobra evasiva que nos lleva a chocar con un auto estacionado y un nuevo giro para retomar el control del auto que termina chocando con el cuerpo del motociclista y rompiéndolo, literalmente.

Fausto aún aturdido me mira por el retrovisor y pregunta si estoy bien. Ante mi afirmación se baja del auto y avanza hasta el cuerpo inmóvil del motociclista. Yo, infinitamente adolorida,  salgo del auto y sigo a Fausto lentamente. Muchas personas se nos acercan, preguntan si estamos bien, los sonidos se vuelven confusos y las imágenes comienzan a borrarse… cierro los ojos y caigo al piso.

Abro los ojos arriba de una camilla aún en la calle, al fondo escucho el llanto de un hombre adulto que repite una y otra vez "Se cruzó de la nada", es Fausto reconozco después. Cerca de mi un paramédico con una pequeña linterna apuntándome a los ojos diciendo cosas que no entiendo bien y a lo lejos, el llanto desgarrador de una mujer clamando por su hijo… el motociclista.

El paramédico me pregunta mi nombre, edad y si tengo a quien llamar, pregunta que día es hoy y cuantos dedos veo mientras levanta su mano frente a mi. Luego un policía se acerca y me pregunta si conocía al chofer; era mi Uber -Contesto- ¿está bien? El policía me dice que su nombre en realidad es David y tenía una orden de detención pendiente por haber atropellado a una señora y haber huido del lugar. ¿Fausto? Me pregunto internamente, no pensé que fuera capaz de algo así… aunque claro, no lo conozco ni hace 10 minutos. ¿El motociclista? Pregunto aún desconcertada. Murió -me responde seco el policía.

No tengo ningún daño de consideración, pero optan por llevarme al hospital para asegurarse. Junto a mí, en la ambulancia va también Fausto que aún tiembla por todo lo que pasó, él va a constatar lesiones porque se lo llevarán detenido; ya tenía una orden de detención y ahora este nuevo accidente… Su panorama es complicado. De pronto saca del bolsillo de su camisa una pequeña petaquita de la cual bebe un líquido que asumo es alcohol. Me sorprendo y él se apresura a explicarme que "es para los nervios", se nota afectado por la situación… eso no se verá bien en la alcoholemia…

Me voy a ir pa' dentro - declara, refiriéndose a que irá a la cárcel- no sé si pueda soportar estar encerrado de nuevo, es una locura perder la libertad, uno no la valora hasta que la pierde.

Intento pensar en qué momento fue a la cárcel si llevaba once años trabajando en la compañía de cable, dudo de la historia que me contó antes, pero sobre todo me quedo pensando en la libertad y como uno la valora cuando la pierde. Es como la salud, es como la vida… pienso en el motociclista que acaba de morir, él no tiene una segunda oportunidad, no podrá valorar la vida más de lo que ya lo hizo… pienso en por qué habrá perdido el control de la moto, pienso en Fausto, que ahora es David y no será más libre, pienso en mi salud y que aún camino y puedo moverme, pienso en que estoy viva y aún con limitaciones soy libre…

¿Cómo he estado ocupando mi libertad hasta ahora? ¿Qué haré de aquí en adelante? Hay situaciones que nos llevan a poner la vida en perspectiva. Todo a cambiado un poco ahora...





jueves, 2 de enero de 2020

2020

Inicia un nuevo año... y cada vez le encuentro menos sentido a esta celebración. No puedo negar que me animo cuanto es el día, esperar las 12 y pensar en todo lo que queremos para el año que inicia... pero son las 12, cambia el año y todo sigue exactamente igual. No hay ningún cambio en realidad. Somos nosotros los que debemos elegir nuestras metas y trabajar por ellas y ningún cambio de año nos cambiará a nosotros o a los demás mágicamente para lograr lo que queremos. 

Dicho eso....
Este año es importante para mí, ya que he decidido renunciar a mi trabajo y darme un año sabático de mi carrera. Es una decisión difícil. Toda la vida me criaron para ser profesional y ahora decido salirme de ello. Siento que soy una prueba viviente de lo que el sistema le hace a los soñadores. Inicié mi vida laboral con muchas ilusiones, por fin podría ejercer mi vocación, ayudar a la gente, especialmente a niños y jóvenes. Estudié para eso y eso es lo que llevo haciendo desde hace.. ¿cuanto? ¿cuatro años? quizás tres y muchos meses... Como sea, estos años me han enseñado lo más terrible del sistema en el que vivo; he escuchado historias desgarradoras de pobreza y dolor, he visto a los marginados y he intentado reparar sin éxito el vinculo con la sociedad... he intentado reparar sin exito el trauma vivido... pero cada vez que he necesitado la ayuda del Estado en sus múltiples instituciones, todo, TODO ha ido mal. 

Si bien cargo con especial cariño las veces en las que mi trabajo ayudó a cambiar la vida de los niños, también guardo con especial pesar las veces en que fui insuficiente y debí enfrentar la indolencia de todo un sistema con ellos: los más desamparados. Ese lema falso de "los niños primero" que potenció el nefasto presidente que Chile adolece, no es más que eso, un lema falso creado para engañar y "hacer como si" cuando en realidad, al ver la marginación, el dolor y la carencia, el estado intenta (desesperadamente) no ver. 

Las protestas que vive Chile actualmente me han dado esperanzas, las personas se están levantando contra este sistema sin sentido que nos quita la vida, la salud, las esperanzas y el amor a cambio de un par de migajas que en Chile no permiten si quiera vivir. Gran parte de la población del país debe endeudarse para vivir, el sueldo no alcanza y terminan comprando las verduras a crédito. Ese es el Chile en que vivimos.

En ese Chile, los niños no importan porque no votan y no producen, es así de simple. Solo comienzan a importar cuando son adultos que producen o, cuando aún siendo niños se vuelven delincuentes. Entonces todos los dardos apuntan contra ellos, contra ellos y sus padres, porque ¿Cómo no pudieron criar bien a su hijo? pues no pudieron porque estaban todo el día trabajando por el sueldo de miseria que ayuda a alimentar al niño. Así de triste es, los padres pobres de Chile deben elegir entre tener los recursos necesarios para mantener a su hijo con vida o poder criarlo. 

Mi primer trabajo fue con infractores de ley, adolescentes de más de 14 años y menos de 18 que vivían al margen de la sociedad. Niños quebrados por el espanto que debieron hacerse fuertes para sobrevivir y esa es la fe que promulgan; hay que ser fuerte, el más fuerte, porque si no alguien más fuerte se aprovechará de ti. Recuerdo muy bien a un niño, Felipe, 16 años,consumía muchas drogas, no estudiaba ni trabajaba, se dedicaba a vender marihuana o cocaína y a veces robaba, tenía una hija de menos de dos años. Un día me dijo "pero tía si yo trabajo voy a estar 8, 12 horas haciendo algo que no me gusta pa' que después me paguen una cagá de plata, si yo robo en un día me hago lo de un mes y veo a mi hija todo el día" remató con "yo quiero ser un papá presente, ve que a mi mamá nunca la tuve". Nuestro sistema no les ofrece nada. Yo no le podía ofrecer nada. Solo pude recurrir al temor para que dejara de delinquir y consumir por su hija... fue un proceso largo y duro, con muchas recaídas... le metí miedo, esa es la verdad... le dije "si te llevan a la cárcel no podrás ver a tu hija", "si sigues consumiendo drogas tienes mayores probabilidades de morir y tu hija crecerá sin ti". Y por su hija lo hizo... por su hija ahora trabaja 12 horas en una empresa que lo explota, que no le paga horas extra y con un sueldo de miseria... como todos. 

¿Vale la pena trabajar en condiciones así? No digo que nos vayamos a hacer delincuentes! claro que no... pero ¿vale la pena trabajarle a este sistema? Para mi la respuesta es no y por eso debo retirarme un poco, ver todo de lejos y entender como subsistir sin cambiar el tiempo de mi vida por un par de monedas. Creo que aquí eso es lo importante, el tiempo.

El tiempo lo es todo, cuando no tienes tiempo no puedes detenerte, reflexionar o gozar de las maravillas de la vida. Quisiera que todos tuvieran ese tesoro, un tiempo para ellos, para leer, para aprender por gusto, para disfrutar... La mayoría de los chilenos explotados en sus trabajos, llegan a su casa a comer y a ver TV, un ocio facil que no gasta mayores recursos económicos (bien escaso) ni energía, ya que a esas alturas del día la energía es mínima también... 

Creo que la auto-gestión, el emprendimiento, la economía circular son la base de lo que debemos construir. Debemos dejar de participar en el sistema que nos proponen hasta que seamos tantos viviendo de modo más natural y respetuoso, que el sistema mismo colapse. Es posible? no lo sé... pero hay que intentarlo, hay que hacer algo para que las cosas cambien. Chile despertó y con él hay millones de personas despertando, revelándose, diciendo No! no quiero más! basta de abusos!

Yo soy una privilegiada, puedo renunciar al trabajo y vivir de mis ahorros por unos meses mientras replanteo que hacer con mi vida... Ya no quiero más este Chile terrible, no quiero más este capitalismo que lo devora todo y que le quita la ilusión y el alma a la gente, no quiero más intentar ayudar y chocar con una pared donde se supone deberían haber puentes, no quiero más este Estado egoista que nos quita para fortalecer a los ricos y no ayuda ni siquiera a esos niños pobres, marginados, olvidados...

Creo que este año será un año para construir un nuevo sistema, para darnos cuenta, para despertar. Este año será para construirme una nueva forma de vida, una que me haga feliz, porque lamentablemente no aguanto más tanto dolor ajeno, tanta injusticia, tanto olvido, tanto producir y producir por sobre la persona, por sobre la humanidad. 

 



domingo, 22 de diciembre de 2019

No tengo palabras para hablar del pasado
No había lenguaje aún en mi mundo
Todo era sentimiento
terrible y putrefacto
"No quiero"
.
..
...
....



No tengo conciencia de mí en ese entonces
No tengo una edad, ni tengo un cuerpo
No recuerdo mi nombre, ni mis posibilidades

Y sin embargo
No quiero

.
..
...
....

Lloro y me quiebro por dentro

No
.
..
...
....

Quisiera escapar pero no me muevo
No quiero.
.
..
...
....

El miedo es frío
El horror mudo

Y yo.. 
yo solo me alejo
.
..
...
....

Olvido.
No quiero







Me gustaría poder explicarte lo difícil que me resulta hablar... Hablar y que me escuchen... Hablar y escuchar mi voz... Es como si al habl...