viernes, 20 de diciembre de 2019

Querida Sofía:

La respuesta a mi anterior misiva aún no ha llegado, pero no puedo esperar más. Las cosas aquí están cambiando rápidamente; me mantengo en absoluto voto de silencio, oro todo el tiempo entre una labor y otra, mi cabeza no para de repetir el evangelio, intento cada vez que puedo tocar el agua bendita, la cual ahora cargo conmigo en todo momento....

 Pero a pesar de esto tengo más miedo que antes a los fantasmas que me visitan. Hay días enteros en que caigo presa de una fiebre incomprensible, he estado en cama hasta tres días por este motivo; me visita el doctor, no tengo nada, resisto todo lo que puedo a la seducción de mis fantasmas y entonces cuando cedo, la fiebre desaparece y puedo volver a ser parte del monasterio.

Las hermanas han adquirido la convicción de que mi cuerpo es frágil y eso me dará más tiempo antes de que descubran la verdad y me exilien, ¿Cómo echar a una persona enferma? no podrían hacerlo fácilmente.

El otro día mientras cocinaba el almuerzo, escuché a la madre superiora hablando con el cura sobre mi caso, exponiendole sus sospechas de que el demonio estaba  en mi y por eso caía enferma. Si supiera que la fiebre viene cuando el demonio no logra entrar! que los espíritus malignos son los que me sanan cuando dejo de luchar contra ese deseo...

Sofía, he comenzado a observar cada vez más de cerca estos delirios, parece que logro ver la figura humana de estos fantasmas que me acechan. Cierro los ojos y las sensaciones más deliciosas se apoderan de mí, casi escucho su voz susurrando. Temo tanto por mi debilidad como por su persistencia, la cual en el fondo agradezco fuertemente ¿Qué sería de mi sin estas visitas? Desearía que no me abandonaran nunca, mi pupila abierta los recibe felizmente, que vengan aquí y me arranquen de este mundo ¿no es la felicidad los que buscamos como humanos? ¿No es el placer una de sus formas? Sofía, guíame con tu experiencia, no quiero perder la cabeza y mi hogar por estos fantasmas

Pero al mismo tiempo es lo que más deseo





martes, 26 de noviembre de 2019

Queridísima Sofía:

Agradezco tu carta y la preocupación que en ella reflejas. Yo estoy bien, los días transcurren lentos en este asilo de las horas. El sol me empuja por la mañana y acompaña mi día como un testigo lento y cansado. Las labores son aquí las mismas que las de allá; me baño temprano por la mañana con el agua fría de una ducha oxidada, en un baño amplio y gélido que aumenta como nada mi sensación de soledad. Luego, voy al comedor donde tomo desayuno con las otras hermanas; un desayuno insípido que nos recuerda el verdadero significado de la austeridad. El silencio reina en todo el monasterio y el canto de las aves me recuerda constante que he abandonado mi libertad.


El voto de silencio ha comenzado a resultarme un gran regalo, permite evitar las conversaciones triviales y me da tiempo para navegar en mi mente tormentosa. Agradezco ampliamente este tiempo y silencio y disfruto de ambos mientras el sol dibuja un arco en el cielo... 

No obstante, querida Sofía, el mundo aquí no es simplemente de ensueño... Recientemente he comenzado a ser víctima de los más terribles espíritus. Han entrado en mi pupila un día mientras me quedaba dormida y me visitan cada día a la hora de dormir. Me hacen pensar en cosas terribles... terribles, carnales y terrenas... intento borrarlas de mi mente de inmediato, pero al mismo tiempo las quiero... deseo esas cosas terribles y ansío con un hambre voraz poder sentir una caricia, un beso... quizás algo más.

Los espíritus me brindan las más burdas imágenes de cuerpos varoniles... y sin entender como, siento que mi cuerpo se expande y mi respiración aumenta. Temo que las otras hermanas perciban de algún modo que al demonio que me habita. Intento con esquivo éxito concentrarme en mi oración, pero de pronto mi rosario es el más sensual objeto que he conocido; no puedo sino percibir la sutil suavidad de sus cuentas entre mis dedos y esa dureza comienza a parecerme lo más apetecible del mundo entero. Entonces, la perversión se apodera de mí y mueve mi cuerpo de las formas más extrañas y así, como presa de un instinto absurdo, no puedo más que llenar mi vacío con cada una de las cuentas del rosario y sentir la culpa de este sacrilegio carcomiendo mi alma. ¡Estoy sellando mi perdición! 

¡Oh! Sofía! solo dios sabe la vergüenza que siento de mi misma y lo mucho que evitaría tener que contarte todo esto si pudiera.... pero Los Espíritus reclaman cada noche saciar mi hambre y mucho me temo que he caído ya reiteradas veces en la seducción de estos monstruos, embriagada de este nuevo sentido sutil y seductor.

Como verás, mi corazón ya no cuenta con la limpieza requerida para adorar a nuestro señor y temo el monasterio me cierre pronto las puertas. Recurro a ti porque sé que conoces bien el mal que enfrento; espero tu experiencia y cariño puedan guiarme en la mejor manera para liberarme de este tormento. 










sábado, 2 de noviembre de 2019

28

Llevo muchos días pensando en escribir... y evadiendo todas mis fuerzas esa necesidad abrumadora que comenzaba a crecerme dentro.

Llevo tanto sin escribir... 

He estado pensando hace meses en esto, preguntándome por qué lo que antes me llenaba tanto se había ido de mí... como arena entre mis dedos, deslizándose suave y constantemente, sin darme tiempo a comprender lo que sucedía... Pero lo cierto es que fui una testigo completamente consciente del lento proceso de abandonar la escritura. Sentí en mi pecho como la intensidad del mundo comenzaba a romperme y como cada vez que escribía me conectaba con ese dolor. Percibía como lo que antes había sido un puente entre dos almas ahora me recordaba demasiado el vacío... 

El dolor se hizo silencio y con el tiempo... de la nada, llegó la felicidad. Fue sorpresivo, pero anhelado... no sabía como integrar estas nuevas emociones al sufrimiento que llevaba por dentro, como un duelo que me acompañará por siempre. Lo sé. Aún ahora sigue en un rincón, pero es pálido, tenue, polvoriento...

Es verdad que el tiempo cura... no por sí solo, pero nos ayuda. Con el tiempo el sufrimiento fue menguando y el sol saliendo, nuevas experiencias, un nuevo amor, unas nuevas ganas de vivir. Ya no quería recordar... no quería sentir ese vacío agónico. Escribir y sufrir se encontraban ahora íntimamente ligados para mi. Siempre escribí como una catarsis, para sacar fuera los llantos que no podía expresar... ahora, temía que de alguna forma la felicidad se fuera yendo si volvía a escribir... y dejé de hacerlo.

El 30 de Octubre cumplí 28 años.
Tengo 28 años. Aún es difícil para mí creerlo... Siento que el mundo se a expandido infinitamente desde hace un tiempo. Octubre ha sido el mes más intenso desde hacia mucho tiempo... para mí, para mi país...

Siento que he avanzado... he vivido y sigo viviendo mis propias revoluciones. Quien ha iniciado este camino lo ha experimentado... ver de pronto aparecer edificaciones gigantes sobre las cuales hemos construido el sentido, estructuras que antes nos habían sido imperceptibles y de la nada se erigen como torres  imponentes, magnificas... pero viejas y grises. No solo he visto estas torres emerger de la nada, también las he visto derrumbarse con una rapidez abrumadora, levantando una nube de polvo que todo lo cubre, trayendo el caos y la confusión. Son Sentidos adquiridos desde la más tierna infancia en el suelo, destruidos, hechos añicos... 

La vida es el más intenso viaje. 

 Afortunadamente, el derrumbe de estas gigantes construcciones también han traído consigo una liberación abrumadora. La tensión constante que implicaba resistir en el pequeño rol que me habían asignado, ha comenzado a soltarse poco a poco, el horizonte comienza a ampliarse y creo que he sumado una nueva gama de colores al espectro. 

Todo es igual y al mismo tiempo todo ha cambiado 

Tengo 28 años y recién comienzo a comprender de verdad que el viaje es mio... He decidido estar aquí y ahora decidiré moverme un poco. Sé que el proceso que inicio será difícil... pero comienzo a adquirir mis propias certezas, comienzo a dejar el equipaje pesado, comienzo a ver dónde quiero estar...



Y en serio, solo querer estar es un avance para mí...













domingo, 14 de julio de 2019

 He encontrado la salida del laberinto y puedo proclamar a gritos que el paraíso no existe. Toda la vida nos han mentido; los dioses son tiranos que hemos creado. Me siento cada vez más sucia y malvada solo por ser parte de este mundo terrible.

Me florecen crisantemos en el pecho, pero de alguna forma los sutiles pétalos adquieren el filo de una espada... y me rompen por dentro, a medida que crecen, lento... muy lento


sábado, 8 de junio de 2019

El mundo vibra constantemente. Y esa vibración emite un sonido mudo, constante, total... los humanos parecen haberse habituado a él, actúan como si no lo escucharan y cuando hago alusión a este sonido me miran extrañados y algo asustados, como si se encontraran frente a alguien a punto de enloquecer.

Hay días en que siento todo tan fuerte que el sonido del mundo se hace intolerable y desearía morir para huir de él... requiero silencio, calma... pero me encuentro confundida vibrando a gritos dolor y rabia.

El mundo parece un mal lugar para vivir, me extraño de ver a los humanos funcionando tan bien, ignorando el dolor que llena cada rincón de la tierra. Han aprendido -de una forma que ignoro y que tal vez ansío- a separarse de la totalidad y sentir únicamente lo que le compete a su cuerpo material, preocupándose con algo de suerte solo de aquellos que le son más allegados. No oyen el sonido del mundo, no sienten la agonía de los demás -tampoco su felicidad- y parece que esto se ha constituido en un mecanismo defensivo que les permite tolerar la existencia en este lugar.

Por otra parte, esa misma separación de la totalidad les permite dañar de formas inimaginables a la naturaleza y a las personas sin sentir absolutamente nada...

Este mundo me abruma en infinitas maneras y mi mente, harta del sonido y el dolor, solo busca desesperadamente la paz.

Alguna vez escuchaste el sonido del mundo.
Sé que ahora sientes la herida en mi pecho 
El dolor

domingo, 3 de marzo de 2019

La vida se diluye poco a poco en la rutina
El gris parece el color natural del mundo.

La agonía voló con las gaviotas
La vida se fue entre sus plumas...






miércoles, 30 de enero de 2019

Colapsos

Tengo una vocación que quizás sea mi condena.
Una sobre empatía que me va quebrando de a poco...




Tengo frente a esta persona indefensa, desestructurada, envuelta en el caos más absoluto, con el cuerpo convulsivo y el sinsentido a flor de piel y tengo que calmarla, tengo que contenerla y decirle que todo estará bien... aunque no lo sé. La tranquilidad vuelve de a poco... la crisis a pasado, la "bella indiferencia" se apodera de ella, el mundo vuelve a ser un lugar habitable y su frágil psique vuelve a funcionar "como se esperaría".

Yo tengo que seguir mi camino... y lo sigo. Estuve donde tenía que estar, hice lo que tenía que hacer... pero algo de eso se quedó en mi... y ya no me deja vivir.

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......
.........
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Siento que no puedo más con tanto dolor que debo presenciar, tantas heridas abiertas, tantos niños que sufren al punto de perderse y no poderse encontrar, al punto de convulsionar y romperse a sí mismos, al punto en que no pueden más... Siento que no tolero este rol que tengo, la respuesta estatal para intentar enmendar el daño que otros han ocasionado... el estado es el mayor vulnerador de nuestros niños; los vulnera cuando no los protege, los vulnera cuando no hace justicia por ellos, cuando deja libres a sus abusadores, cuando cuestionan sus relatos quebrados por el dolor, cuando no les da atención que necesitan, cuando se olvida que son personas y solo los ve como un número al que hay que responder...

No quiero seguir siendo parte de esto, no quiero seguir presenciando el dolor en este estado, no quiero seguir siendo un ensamblaje más en la inoperante máquina estatal que se llena la boca al hablar de los derechos del niño pero no hace más que vulnerarlos una y otra vez...

Y sin embargo ¿Qué hacer si no?


domingo, 25 de noviembre de 2018

27

La vida es tan  rápida...
Es la primera vez que no tengo tiempo para reflexionar por mi cumpleaños.
Es la primera vez que cumplo años en otra ciudad, lejos de todos y a la vez rodeada de quienes amo.

Cumplí 27 el 30 de Octubre, y recién hoy puedo parar a escribir y recordar.
Pienso si vale la pena todo...

De a poco la vida me va mostrando un sentido que está más allá. Parece que todo se resume al día a día, la rutina y los pequeños cambios que hacemos en ella, las pequeñas decisiones que vamos tomando y, de una forma u otra, definen quienes estamos siendo.

Tengo una tentación tremenda de abrir las alas e irme lejos, pero amo tanto aquí y soy tan amada que creo que no vale la pena alejarme de esto. De tanto en cuando lo siento de nuevo, el mundo viaja y parece que yo echo raices... y me doy cuenta que nunca pensé que haría eso. Me da pánico el tiempo que avanza sin que yo cambie más que los momentos. Y al mismo tiempo siento que quizás no hay más que eso.

Siempre quise viajar y ahora siento que eso es mucho más una huida que un vuelo.
Veo a otros hacerlo y lo quiero, pero siento mi vida aquí con amor y no quiero perderlo. Por otro lado hay algo más superficial y agotador; el trabajo constante y el ritmo frenético.

Cambié de trabajo de nuevo, casi una hora me toma llegar al lugar, está en otra ciudad, en otra región, con otra gente. He conocido tantas personalidades en este último tiempo, me sorprende lo diferentes que somos todos y lo ajenos que me resultan todos. De tanto en tanto veo a alguien que me parece especial y aún más frecuentemente veo gente que me hace desconfiar... las personas están tan dañadas y tienen tanto miedo que van por ahí dejando un camino de malas intenciones con los demás... para protegerse a ellos no les importa que pase con los demás... y últimamente yo soy "los demás".

¿Hay algún límite para decepcionarse de la humanidad?
Lo más difícil de mi nuevo trabajo ha sido tener que soportar constantemente ver la sombra tras la máscara de todos y como actúan sin importarles nada más. Estoy cansada de interactuar con tanta sombra tras una sonrisa, con tanto daño y dolor en mis pequeños pacientes.... ¿cómo pudieron hacerle esto a ellos? ¿En qué momento las personas pueden ser capaces de las mayores atrocidades contra indefensos niños que, además muchas veces son sus propios hijos o parientes? veo entonces a esas personas "malas" y parecen tan extrañamente normales que temo que todos pueden ser uno de ellos... veo compañeros actuando también en función de esa sombra... y pienso cuando yo misma actuo así... somos tan lábiles los humanos.... necesitamos tanto afecto y consideración...

Quizás este sea el año que más he crecido, me cambié de ciudad, comencé a vivir con mi pareja, estuve como dueña de casa unos meses que me hicieron reflexionar y volver sobre asuntos inconclusos, encontré un trabajo y tuve que dejarlo, agradecida de ya no tener que ver a esas personas... encontré otro trabajo que se acerca más a lo que quiero hacer, pero a la vez significa un peso, una responsabilidad y un dolor que me es dificil manejar... He trabajado como nunca antes en mi vida y he debido lidiar con todos mis procesos en la compañía de mi pareja... algo que nunca imaginé antes, que alguien estuviera ahí, conmigo, en los peores momentos que he tenido... y siga conmigo aun despues de eso.

Este ha sido EL año, ya se acaba y no sé bien cómo quiero dirigir mi vida hacia el siguiente... las cosas son tan complicadas a veces... pero pareciera que no debo hacer tanto esfuerzo, la vida a veces no necesita tanta dirección como compromiso a seguir sus señales.

Estoy extrañamente enamorada de todo lo que tengo ahora
Solo quiero más tiempo para disfrutar esto.



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viernes, 19 de octubre de 2018

Retorno

Me siento al borde de un ataque de pánico constante.
A la vuelta de la esquina puede estar el colapso...

No quiero más cambios, no quiero que el mundo siga avanzando...
Todo se mueve y me siento demasiado agotada como para saber que hacer
Sigo por inercia el camino ya marcado, pero presiento que he vivido mucho tiempo al borde del abismo

¿La crisis ya me va a devorar?

Este blog no se mueve
y yo necesito una roca firme 
por eso vuelvo

sábado, 27 de mayo de 2017

Primera Sesión

He estado desaparecida... 
Rota más bien diría

He dejado una huella de sangre por donde he pasado
Pero la gente solo ha visto la sonrisa melancólica...





Hoy tuve mi primera sesión de psicoterapia. La oficina quedaba lejos, muy lejos... casi llegando a la cordillera, en un lugar donde los edificios casi topan el cielo, donde hay muchos, árboles, mucho pasto... un lugar donde el canto de los pájaros no se ahoga en el ruido de la ciudad... era como estar en otro Chile, uno donde se puede admirar la cordillera, se puede estar cerca de la naturaleza, se puede ver cosas lindas donde la mirada se pose... 

Era una extraña en el barrio, miraba a todas partes, no me quería perder nada; los edificios, los pequeños jardines, los grandes parques, las flores maravillosamente mantenidas, el pasto que definitivamente es más verde que en las otras comunas...

En ese contexto llego a la oficina de mi psicóloga, una mujer amable, aparentemente sencilla que trabaja con algo de lo que no sé mucho; caja de arena. La primera sesión le cuento un poco de mi vida, con la voz quebrada, en un llano de exactos 40 minutos, salgo de ahí igual de triste que como llegué... pero con la esperanza de que podrá ayudarme. Me admiro de lo hábil que fue para cortar la sesión en el tiempo justo sin hacerme sentir limitada o poco acompañada... eso me da confianza. 

Salgo de la oficina y vuelvo al mundo de cuentos de hada donde todo es perfecto, no hay basura en las calles ni grafitis en los muros. Hay niños jugando en los parques y muchos autos en los estacionamientos de los colegios porque al parecer se estila hacer actividades familiares los domingos. Hay colores, cordillera, sol, vida... Decido caminar 30 minutos explorando el lugar todo es tan lindo, saco fotos por aquí y por allá, no tengo miedo de que alguien me robe el celular y me siento libre de una forma nueva... cuando mi cuerpo no da más me subo a una micro... vuelvo a los lugares conocidos... el verde se apaga igual que la cantidad de vidrio en los edificios, aparece más gente, cada vez más cansancio en sus rostros... me acerco a mi parada y decido no bajar porque algo en mi no quiere quedarse con la linda sensación del paisaje que he visto. La micro emprende su recorrido "plaza Italia para abajo" conozco todo, el contraste aún no es muy grande solo más gris y más gente amontonada, cada vez la micro baja un poco más... la estética se pierde igual que el verde, la gente tranquila paseando ya no existe, hay trabajadores, gente corriendo, gente intentando caminar por entre el tumulto, gente siendo tumulto... la micro dobla y entro en la zona desconocida; tengo miedo, no conozco nada, no puedo sacar el celular libremente, no hay verde, todo es gris incluso la cara de la gente, hay basura en las calles, hay grafitis por todas partes, el espacio parece pequeño, las casas se amontonan, se observa el paso de los años en cada desteñida construcción... solo hay dos pasajeros más en la micro, dos vagabundos, las construcciones se pierden, las calles se hacen pequeñas y entonces siento miedo y bajo a la primera que veo el signo del metro; mi viaje acabó.

Me subo al metro y vuelvo a mi casa. 

No puedo olvidar los contrastes que vi hoy... no puedo olvidar que, si sigo yendo a esta terapia gastaré en cuatro sesiones más del sueldo mensual de muchas de esas familias, no puedo parar de pensar en los contrastes que hay en el mundo, en la vida... y en mi mente. 

Ha llegado la hora de bajar a mis propios suburbios... ha lo que he dejado fuera, las partes menos lindas de la psique, las olvidadas mientras intentaba ser la niña perfecta... Ahora comienzo a descender... mi propio viaje "plaza Italia hacia abajo", ahí donde se forja la vida de las personas que más vale la pena conocer en la vida; los que han pasado por su infierno y han salido de él. 


Me gustaría poder explicarte lo difícil que me resulta hablar... Hablar y que me escuchen... Hablar y escuchar mi voz... Es como si al habl...