He encontrado la salida del laberinto y puedo proclamar a gritos que el paraíso no existe. Toda la vida nos han mentido; los dioses son tiranos que hemos creado. Me siento cada vez más sucia y malvada solo por ser parte de este mundo terrible.

Me florecen crisantemos en el pecho, pero de alguna forma los sutiles pétalos adquieren el filo de una espada... y me rompen por dentro, a medida que crecen, lento... muy lento


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