sábado, 3 de agosto de 2013

Te presiento.
Cerca. A punto de llegar, a tres instantes de rodearme y no dejarme escapar.
Siento de a poco como llegas a mí y penetras lentamente como el frío matinal. 
No quiero mirarte, no quiero aceptar que has vuelto.
Estoy cansada. 
Vuelves... siempre vuelves.
Por más paredes que construya, por más esfuerzos que haga, siempre llegas aquí, 
a acariciarme el pelo y casi cantando recordármelo:

 Se ha acabado.


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