Hoy
volví a preguntarme por qué no me mataste...
No sé
bien cuánto tiempo más podré seguir siendo este títere vacío. El frio comienza
a crecerme bajo la piel y las mariposas ya no están conmigo, todas huyen. Yo
las insto. Si pudiera también me dejaría
atrás; a mí y todas las esperanzas vanas, a mí y todas las ruinas de ilusión, a
mí y a todo este amor que es tuyo...
Que ya no quieres.
Tengo
las ansias perversas de volver a tus labios, no porque espere aún tu deseo, sino
porque sé que el roce efímero de tus manos y el espacio absoluto que le
seguiría, es lo único lo suficientemente fuerte para empujarme de nuevo al abismo
Y esta vez acabar conmigo.
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