domingo, 4 de agosto de 2013

IV

-         - Lo siento Alfredo, no creo que sea buena idea
-          -Por favor, en realidad no te lo pediría si no lo necesitara

      Ana, que escuchaba toda la conversación a un lado de Andrea, le arrebató el teléfono de las manos y se dirigió a Alfredo
-          
            - Escúchame bien Alfredo. No tienes ningún derecho a hablarle a Andrea para pedirle nada. La dejaste sola y no te has preocupado de ella en semanas a pesar de que sabes lo sola que está aquí ¿quién te crees que eres para venir ahora a pedirle favores?  Ni siquiera le preguntaste como estaba eres un…
-         - ¿Qué… quién eres? Este tema no es de tu incumbencia. Pásame con Andrea
-          -Claro que es de mi incumbencia Andrea es mi amiga y soy yo la que la ha visto sufrir, tú no has asomado ni la nariz para saber cómo estaba, si podías ayudarla en algo, eres un cabrón Alfredo

      Andrea estaba estupefacta, no sabía qué hacer. Nunca se imaginó una reacción así de Ana y menos aún contra Alfredo. La escena la perturbaba; su amiga peleando con el hombre que ella amaba y por su causa ¿Qué hacer? Sentía que debía parar eso pero al mismo tiempo tenía una sensación especial, de sentirse protegida. Ana solo quería cuidarla.
-         
       -An, déjalo –pidió Andrea con suavidad.
-           - Pero Andrea
-           - Yo hablaré con él

       Ana pasó el teléfono de mala gana y se quedó mirando profunda y enfadadamente a Andrea, atenta a la continuación de la conversación

-          - Alfredo, lo siento no quiero ir a la tienda
-          - ¿Estás bien Andrea? ¿Quién era ella?
-          - Es Ana, mi amiga de la universidad
-          - ¿tú crees todo lo que ella me dijo?
-          - Alfredo, espero que logres solucionar tu problema en la tienda. Pero de verdad no creo que sea una buena idea que yo vaya
-          - Me odias ¿no es cierto?
-          - No te odio Alfredo. Suerte con lo de la tienda
-          - ¡Andrea! Espera ¿podemos hablar?
-          -Ya me debo ir. Adiós.

        La proposición de Alfredo revolvió todos los pensamientos de Andrea ¿quería verlo? Ana la miraba furiosa

-          - No puedo creer que seas tan suave con ese imbécil
-          - Es él el que no me ama Andrea, yo lo amo aunque no quiera y no puedo tratarlo mal.
-          - No tienes respeto por ti misma, por tu dolor. Todo lo que te hizo
-          - No quiero hablar de eso Ana. Me voy a bañar.

        En realidad Andrea solo quería salir de esa situación. No quería pensar. ¿Qué fue todo lo que le hizo Alfredo en realidad? No era su culpa no amarla. Quizás solo si… solo si no la hubiese dejado tan sola aquí…


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