Tengo
unas ganas demenciales de tocar la tierra fría con los pies descalzos y sentir lentamente
como me hundo en ella. Bajar hasta lo más profundo y comenzar lentamente a
desfragmentarme ahí; sentir como poco a poco dejo de ser y mis células se hacen
parte de la tierra que ahora me sostiene. Porque ya no quiero ese sostén,
porque ya no quiero esta realidad abrumadora, este respirar constante, este
vacío en los poros. Quisiera -¡oh! ¡Como quisiera!- Ser único testigo de mi
completa desaparición y de cómo ese suspiro vano, pasa por las vidas de todos
quienes me negaron ayer su cobijo y calor.
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