Escucho lluvias ajenas y el repicar esquelético mis teclas bailar. Pienso un momento en como corre la sangre por mis venas y en por qué no escucho mi corazón palpitar. La respuesta parece obvia para el lado más lírico de mi ser; mi corazón murió ahogado en mares de desilusión y daño. Nunca más palpitará con esas ansias devoradoras, con esos ritmos noctámbulos o esos vaivenes hipnóticos.
Nunca más
Mi mente aun no se decide por una de entre todas las máscaras posibles ¿quién fuiste?
La incertidumbre anida en mi cráneo y lanza raíces de estremecimiento a todo mi cuerpo. Tiemblo, fría como el hielo y temerosa como la espuma. Espero mi aniquilación en vano y me hundo en las imágenes añejas de tiempos mejores; cuando todo era posible, cuando nadie alcanzaba mi nombre, cuando el futuro era una melodía que se tocaba de a dos.
¿Qué debo aprender de este dolor?
No sé que pensar, no sé que sentir.
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