De como nació la crítica que me habita

 Hoy me puse a buscar museos online porque tenía que analizar una pintura para un curso que estoy haciendo. 

Entonces llego a esta gran biblioteca de arte virtual y me pongo a ver cuadros de Matta, que era el único chileno que había... y... oh! terrible! lo detesto! Me parece infantil y carente de técnica, sus colores me parecen aburridos y sus líneas sin sentido. Tanto que se habla de Matta -pienso- y sigo viendo sus pinturas, intentando entender porque fue tan bien recibido... y no lo entiendo. 

Pienso que está sobrevalorado, pienso que cualquiera puede hacer un Matta y pienso en ¿dónde está el arte? ¿la belleza por la que vengo?. Llego a la conclusión de que quizás  el hecho de experimentar y hacer lo que se les venga en gana es un arte; la capacidad de liberarse totalmente de todas las voces internas que juzgan cada línea que haces antes siquiera de terminar...

Me sacudo la cabeza (porque ya he pensado mucho) y busco otro artista, este me da la misma impresión que Matta... pero a medida que retrocedo (empecé desde atrás hacia adelante) me empieza a gustar más y más. Luego pienso ¿Qué hace que un artista sea un artista y por qué yo no lo soy? Una voz de ningún lugar me indica que los artistas se muestran y cientos de imágenes de cosas que he hecho y he guardado de la vista de todos se vienen a mi.

Pienso en todos mis proyectos abortados, todas las cosas que dejé a medias porque consideré que lo que podía hacer era poco digno a la idea de arte que tenía en mi cabeza. Y me doy cuenta de que he chocado con esta idea toda mi vida; soy insuficiente, no tengo belleza o valor que compartir, no puedo crear.

El arte para mi siempre lo fue todo, era mi dios... el arte materializaba de algún modo todas las intensas emociones que desde siempre me han embargado. Apreciaba cuadros, escuchaba operas, necesitaba de los museos y de todo aquello que me trajera belleza porque era lo forma más real de sentir que otros vibraban con la misma intensidad que yo con sus emociones. 

Pero para mi el arte se sentía distinto; cada dibujo, cada línea, cada mancha en el papel que hacía me recordaba lo infinitamente imperfecta que era y la imposibilidad de acercarme más a La Belleza... al Sentido. 

Ese dolor me calaba tan hondo que no podía hacer nada. Y toda mi vida me he pasado de esta forma, como incapaz de crear o construir algo, sin valor alguno que traer al mundo, esperando encontrar afuera la belleza y el valor que no logro ver dentro... lo que me impide crear.

Siempre mis amistades y parejas estuvieron ligadas al arte...Y ahora parece tan claro. 

Miro hacia atrás de nuevo y conecto con todas las ácidas críticas que pensé cada vez que vi un cuadro que no me gustaba o un bailarín no tan preparado; cada vez que escuché una canción menos que sublime y asistí a una escultura aún por trabajar... Cada vez que critiqué, aunque fuese interiormente, la obra de alguien más, intentaba tapar mi propio dolor por no poder hacer lo que ellos... Por no crear 

El arte imperfecto de otros existía, mientras que mis ideas sublimes no eran nada en realidad...

Y aquí asumo mi triste situación; al ver mis creaciones tan alejadas de mi imaginación, necesitaba apartar la vista...  y dejé de ver, dejé de atender y dejé de intentar hacer las cosas mejor. 

Quizás se me hubiese dedicado a mejorar hoy sería mejor...

pero me dediqué a criticar a los que estaban mejorando.

Hoy me toca transmutar

pasar de la que juzga a la que es juzgada

de quien no crea a quien manifiesta

de quien se esconde a quien se muestra...





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