lunes, 16 de septiembre de 2013






Tengo mil caballos galopándome por dentro.
Tu figura cae a pedazos en mis ojos abiertos
Ilusiones de hielo venidas a mar





Silencio.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Transitando...

Hoy me ha saludado un desconocido, le he visto por la ventana de la micro y desde la otra micro él me ha saludado; ha dicho “hola” con una gesticulación muy lenta y pronunciada yo he respondido con una sonrisa y he movido la mano en lo que se ha convertido en un adiós. Vamos a jugar a que me enamoré de ese desconocido, será un amor a distancia, un amor sin pedir nada, sin recibir nada –mira cómo se parece al tuyo- uno así; libre, livianito, solo un recuerdo que cargar, nada más. 



martes, 10 de septiembre de 2013

adolescencia

            El lunes pasado en un ramo de la universidad debíamos explorar nuestra adolescencia –como si ya hubiéramos salido de ella- y contactarnos con esos sentimientos y emociones que primaban en esos años escolares.  Sucede que al parecer me he contactado demasiado bien con esas sensaciones juveniles y ahora, como si de ponerse en el papel se tratara, me siento realmente la adolescente que era unos años atrás, al menos en los aspectos más enérgicos de ese periodo.

            Que la vida es una mierda parece ser la información básica a la que todos accedemos al entrar a la adolescencia. De pronto todo está mal y hay dos formas de enfrentar la situación; extrovertidamente; “¡El mundo es una mierda! ¡No hay nada que perder! ¡Diversión y descontrol” o introvertidamente “ ¡Oh! ¡Por dios! El mundo es una mierda, como sufro, nadie me entiende, que se joda la humanidad, no quiero vivir”.  Debo admitir que yo fui (¿y sigo siendo?) la adolescente de la opción dos: El mundo era una mierda, todo estaba mal, parecía que no calzaba con nadie y eso me provocaba mucha tristeza... si bien nunca pensé “nadie me quiere” porque en realidad yo no quería a nadie... constantemente sentía que “algo faltaba”.

            Una segunda etapa de mi adolescencia fue la del desdén y la soberbia; El mundo no solo era una mierda, yo no era parte de él y eso me confería el poder necesario para observar hacia abajo a esos estúpidos seres humanos y reírme de ellos en sus caras –después de todo, la ironía estaba fuera de sus registros-.

            La típica niña llorando por un hombre una semana, por otro a la semana siguiente, los increíblemente profundos dilemas de qué color me queda mejor y los absurdos enredos de faldas-pantalones y las ridículas competencias de quién besa a más chicos este semestre ¿Realmente la adolescencia debía implicar esos absurdos niveles de ridiculez? Obviamente me negaba a ser parte de un colectivo tan patéticamente imbécil, tan lejano a las cuestiones profundas de la vida y tan encerrado en una multitud de máscaras que cambiaban cada día. Quizás me alejé demasiado y por eso ya nunca pude volver a ser parte de un grupo humano, quizás dejé el carácter lúdico de la vida demasiado escondido, quizás el constante filosofar y pensar en la vida me llevó fuera de la vida misma pero no me arrepiento.

            Y bien, ahí está ese pedazo de mi vida, ahí está la adolescencia con todos sus pros y sus contras... tal vez el ejercicio experiencial me llegó muy al fondo, o la relectura de “el túnel” (y mi parecido en esos años al protagonista) me contactó con una parte de mí que tenía escondida primero sea como sea estos días me vengo sintiendo extrañamente cercana a esos años; con un humor negro demasiado exacerbado, con una soberbia demasiado palpable y con un sentimiento de saber más que los demás demasiado alentador. Sí, debo reconocerlo, la humildad se me fue a la punta de los pies. No puedo evitar reírme de los inútiles esfuerzos de mis compañeros para escribir un mail medianamente decente o de los diálogos de sordos que se entablan entre ellos, no puedo evitar pensar en las absurdas actitudes de quienes vagamos por los pasillos de FACSO.

            Sí, la vida sigue siendo una mierda, solo que se complica con el pasar de los años ¿cómo soportarla sino riéndose de ella? ¿De qué otra manera tomar los absurdos de la gente sino con la cómoda protección de la risa?


            Ah! yo sé lo que pasa, sé lo que hago. Me conozco tanto, soy tan absurda también. Pero ya que uno tiene que tomar armas para enfrentar el mundo, nada mejor que una buena distancia de escudo y ganas de reírse de este teatro para soportarlo al menos. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Han muerto los últimos crisantemos que adornaban mi frente. Los párpados me obligan a un sueño al que temo. Te me caes a gotas de entre los dedos mientras escupo la sangre de un corazón ya muerto.

El tiempo convierte mi piel en hielo. 
Dentro solo me crecen abismos, me perderé en ellos y saltaré a la pupila que se ha volteado, veré mi cráneo desde dentro y  exorcizaré tus recuerdos de mudanza.

Vuelve a mi ave temerosa, llena con tu canto el vacío en mi pecho,  vuelve a la vida a mis marchitas agonías

Y mátame 
Mátame de nuevo


miércoles, 28 de agosto de 2013

La vida no siempre nos da lo que queremos
Pero siempre nos da lo que necesitamos para crecer y seguir en camino =)

jueves, 22 de agosto de 2013

Siria


No hay palabras.
Hoy siento un poco menos de fe en el mundo, en la humanidad, en las personas...

¿Hasta donde pueden llegar?

¿Cómo pueden vivir con eso? sabiendo que dieron la orden, sabiendo que la siguieron, sabiendo que todas esas personas con vidas, familias, sentimientos... han muerto por sus acciones...

Hoy estoy triste por un motivo distinto... hoy mi inutilidad me pesa el doble...
 hoy todos en el mundo deberían estar llorando... hoy todos deberíamos pedirle perdón a todas las personas que han muerto por la indolencia, por la lejanía con la que se ve todo... porque no nos damos cuenta que esa noticia que dura un minuto es en realidad una tragedia eterna, que esas personas no son actores y que esas vidas se están perdiendo mientras nosotros tomamos café y leemos el diario quejándonos del tráfico.

martes, 20 de agosto de 2013

domingo, 18 de agosto de 2013

V

                Andrea comenzó a llenar la tina con agua tibia. Hace mucho no se daba un baño de tina y tenía algunas sales guardadas... quizás era eso lo que necesitaba para recuperarse de lo que había sucedido. Debía pensar con calma las cosas, la propuesta de Alfredo la pilló con las defensas bajas ¿quería verlo? Es claro que le hubiese gustado verlo antes, cuando estaba deshecha, cuando no era más que mares pero ¿qué sentido tenía ahora? Ahora se estaba rearmando, estaba volviendo a salir de la cama, verlo podría ser simplemente devastador.

                Cuando hubo llenado la tina se metió en ella lentamente. Observó sus pies, sus piernas, sus caderas, su abdomen, sus senos y sus brazos. Toda ella había sido rechazada por Alfredo. Su cuerpo, que antes fue de él de una forma tan especial ahora yacía ahí, lejos... sintiendo añoranza por alguien tan ajeno ¿No fue nada para ti tener mi cuerpo? Se preguntaba Andrea mientras jabonaba sus piernas y recordaba cuando era él quién lo hacía. Parecía que ya no existía espacio ni acción que pudiera suceder sin atraer recuerdos estrepitosos de una relación que acabó tan prematuramente.

                Andrea llenó sus pulmones de aire y se hundió lo más que pudo en la bañera. Quizás debía verlo para salir de dudas, para descubrir si su corazón roto aún latía por él o el daño había sido demasiado profundo... pero ¿de qué hablarían? ¿Podría verlo sin llorar? ¿Debería fingir que todo estaba bien? No podía hacer eso, no podía hacer nada. Andrea volvió a la superficie con una convicción: Alfredo no quería verla, solo lo dijo para solucionar el problema de la tienda... en realidad a Alfredo no le importaba nada que no fuera él y sus problemas. No había más que pensar. No lo vería, no valía la pena.

- Andrea ¿puedo entrar?
- ¿Qué quieres An? Me estoy bañando
- Solo quiero hablar un rato...
- Pero me estoy bañando...
- No quería decirte esas cosas feas... es solo que... 
- Está bien An, no importa.
- No quiero que sigas amando a ese imbécil 
- Yo tampoco quiero An, pero hay cosas que uno no controla
 Pero es que... ¿qué esperas? ¿quieres volver con ese cabrón, después de todo lo que te hizo?
 ...
- ¿Es eso?
 No... no lo sé...
- ¡No lo puedo creer!
- Después hablamos...


                ¿Qué quería Andrea? En realidad lo amaba, era un hecho, pero... ¿implicaba eso querer estar con él? Andrea pensó en las últimas semanas, en el infierno que había vivido, amaba a Alfredo, pero ¿podría estar con alguien que la había destrozado de esa forma? ¿Valía la pena estar con alguien capaz de hacerla pasar por eso? No lo sabía... y en realidad dudaba de que era más fuerte ¿Qué sentiría si viera a Alfredo de nuevo? ¿Vería al hombre que amaba o al hombre que la había arrojado al abismo?


Voy a ser fuerte.




Me gustaría poder explicarte lo difícil que me resulta hablar... Hablar y que me escuchen... Hablar y escuchar mi voz... Es como si al habl...