Los caminos de la vida...
Hoy fui a uno de los lugares donde realizaré mi práctica profesional; un colegio a los pies del cerro desde donde se puede ver santiago en toda su majestuosidad. Bajarme de la micro con las palabras amables del chófer y ver ese paisaje maravilloso me hizo sentir muy afortunada. Transito por espacios hermosos cuando me alejo un poco del laberinto de cemento.
No me sentí aceptada, ni querida, ni útil en el colegio.
Ya hay un equipo, una forma de trabajo, amistades hechas
¿como calzar ahí?
La tristeza comenzó a invadirme de a poco, comencé a recordar que las personas y los lazos sociales no son mi fuerte, que las conversaciones realmente no se me dan y que, aunque quiera negarlo, siempre siento el vacío que dejo entre los demás y yo...
Hay tanto espacio ahora aquí.
Entonces mientras me perdía en mis cavilaciones y observaba como si nada las dinámicas misteriosas que mueven el comportamiento infantil. Un pequeñito de kinder se me abalanza, me abraza por la cintura y me dice "la quiero tía". Así, sin más. Sin ningún motivo, sin ninguna razón, solo por haberme visto ahí. Acaricié su cabeza con mi mano y me quedé así un rato hasta que el pequeño volvió a su asiento a seguir las instrucciones de la profesora. Un momento extrañamente hermoso.
¿Cuantos días he estado llorando por un abrazo que no llega?
¿Cuantos meses llevo pidiendo un apoyo que no existirá?
Y viene este niño de la nada y me abraza solo porque si... y siento que me pide ese apoyo y ese cariño, su abrazo me habla y mi trabajo tiene sentido...
La vida tiene formas extrañas de animarnos... quizás no nos da lo que queremos... pero nos da lo que necesitamos.
No me sentí aceptada, ni querida, ni útil en el colegio.
Ya hay un equipo, una forma de trabajo, amistades hechas
¿como calzar ahí?
La tristeza comenzó a invadirme de a poco, comencé a recordar que las personas y los lazos sociales no son mi fuerte, que las conversaciones realmente no se me dan y que, aunque quiera negarlo, siempre siento el vacío que dejo entre los demás y yo...
Hay tanto espacio ahora aquí.
Entonces mientras me perdía en mis cavilaciones y observaba como si nada las dinámicas misteriosas que mueven el comportamiento infantil. Un pequeñito de kinder se me abalanza, me abraza por la cintura y me dice "la quiero tía". Así, sin más. Sin ningún motivo, sin ninguna razón, solo por haberme visto ahí. Acaricié su cabeza con mi mano y me quedé así un rato hasta que el pequeño volvió a su asiento a seguir las instrucciones de la profesora. Un momento extrañamente hermoso.
¿Cuantos días he estado llorando por un abrazo que no llega?
¿Cuantos meses llevo pidiendo un apoyo que no existirá?
Y viene este niño de la nada y me abraza solo porque si... y siento que me pide ese apoyo y ese cariño, su abrazo me habla y mi trabajo tiene sentido...
La vida tiene formas extrañas de animarnos... quizás no nos da lo que queremos... pero nos da lo que necesitamos.
Seguro que te quiere mucha más gente de la que piensas. Eres joven, si ahora sufres después serás feliz con la misma intensidad que ahora te sientes desdichada.
ResponderBorrarEspero que cuando llegue el momento eterno de tu felicidad nos hagas partícipes de él aquí como ahora nos haces de tus zozobras. Tienes un alma maravillosa y una facilidad majestuosa para mostrárnosla.
Gracias.
Un beso.