De pronto toda mi vida, absolutamente toda mi vida; la ya pasada y la no vivida... se condensó en un solo punto, algo no más grande que una pequeña mota de polvo y se vino a posar sobre mis hombros depositando consigo el peso del mundo.
Que difícil caminar, que difícil respirar cuando llevas una vida a cuestas.
Cuando todo se anuda en un pequeño haz de luz que se desenredará o se romperá tan luego...
El peso, el peso del mundo que ha sido y del que será
El peso de una decisión que no se puede postergar.
martes, 29 de octubre de 2013
domingo, 27 de octubre de 2013
martes, 15 de octubre de 2013
Quiero morir hoy
Morir ayer
Morir toda la semana
Morir ayer
Morir toda la semana
Mátame, por favor mátame.
Me quitas las uñas de una a una, mientras cantas bajito una canción de cuna
Me arrancas los dientes con máquinas de metal mientras acaricias mi cuello con la pluma de una garza muerta
Haces que recorra mis ríos la electricidad y luego llenas de besos cada uno de mis poros
Me azotas, me besas, me asfixias, me despiertas
Mátame, por favor mátame
domingo, 13 de octubre de 2013
Hoy es un día de aquellos; una oda a la inconsecuencia.
Siembras
con cada beso semillas de miedo que penetran cada poro y se anidan en mi cuerpo.
Te vas lejos a recorrer otros mares mientras ellas crecen y expanden sus raíces
por dentro... mientras nacen los monstruos y comienzan de a poco a devorarme.
Veo mis brazos, mis muñecas, mis piernas, veo esas raíces azuladas ramificarse
por mi cuerpo y veo como los monstruos crecen de a poco, de pronto tengo un
bosque de monstruos
Y tú ya estás muy lejos.
Aquí el
tiempo pasa lento, vivo en el limbo del suspenso. A veces el piso se cae y se
arma de nuevo, solo yo lo siento. Derrumbes y miedo.
sábado, 12 de octubre de 2013
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Hoy me duele especialmente el corazón,
extraño especialmente tu cuerpo,
Hoy especialmente solo quiero dormir,
dormir por mucho tiempo,
despertar cuando ya nada duela
Contigo en sueños.
Hoy especialmente siento que me muero,
extraño especialmente tu cuerpo,
tus besos nocturnos,
tu aroma a paraíso
...tu sabor a cielo.
Hoy especialmente solo quiero dormir,
dormir por mucho tiempo,
despertar cuando ya nada duela
o poder vivir en sueños.
Contigo en sueños.
que ya morí,
que seguiré muriendo...
lunes, 16 de septiembre de 2013
viernes, 13 de septiembre de 2013
Transitando...
Hoy
me ha saludado un desconocido, le he visto por la ventana de la micro y desde
la otra micro él me ha saludado; ha dicho “hola” con una gesticulación muy
lenta y pronunciada yo he respondido con una sonrisa y he movido la mano en lo
que se ha convertido en un adiós. Vamos a jugar a que me enamoré de ese
desconocido, será un amor a distancia, un amor sin pedir nada, sin recibir nada
–mira cómo se parece al tuyo- uno así; libre, livianito, solo un recuerdo que
cargar, nada más.
martes, 10 de septiembre de 2013
adolescencia
El lunes
pasado en un ramo de la universidad debíamos explorar nuestra adolescencia –como
si ya hubiéramos salido de ella- y contactarnos con esos sentimientos y
emociones que primaban en esos años escolares.
Sucede que al parecer me he contactado demasiado bien con esas
sensaciones juveniles y ahora, como si de ponerse en el papel se tratara, me
siento realmente la adolescente que era unos años atrás, al menos en los
aspectos más enérgicos de ese periodo.
Que la vida es una mierda parece ser
la información básica a la que todos accedemos al entrar a la adolescencia. De
pronto todo está mal y hay dos formas de enfrentar la situación;
extrovertidamente; “¡El mundo es una mierda! ¡No hay nada que perder! ¡Diversión
y descontrol” o introvertidamente “ ¡Oh! ¡Por dios! El mundo es una mierda,
como sufro, nadie me entiende, que se joda la humanidad, no quiero vivir”. Debo admitir que yo fui (¿y sigo siendo?) la
adolescente de la opción dos: El mundo era una mierda, todo estaba mal, parecía
que no calzaba con nadie y eso me provocaba mucha tristeza... si bien nunca
pensé “nadie me quiere” porque en realidad yo no quería a nadie... constantemente
sentía que “algo faltaba”.
Una segunda etapa de mi adolescencia
fue la del desdén y la soberbia; El mundo no solo era una mierda, yo no era
parte de él y eso me confería el poder necesario para observar hacia abajo a
esos estúpidos seres humanos y reírme de ellos en sus caras –después de todo,
la ironía estaba fuera de sus registros-.
La típica niña llorando por un
hombre una semana, por otro a la semana siguiente, los increíblemente profundos
dilemas de qué color me queda mejor y los absurdos enredos de faldas-pantalones
y las ridículas competencias de quién besa a más chicos este semestre
¿Realmente la adolescencia debía implicar esos absurdos niveles de ridiculez? Obviamente
me negaba a ser parte de un colectivo tan patéticamente imbécil, tan lejano a
las cuestiones profundas de la vida y tan encerrado en una multitud de máscaras
que cambiaban cada día. Quizás me alejé demasiado y por eso ya nunca pude
volver a ser parte de un grupo humano, quizás dejé el carácter lúdico de la
vida demasiado escondido, quizás el constante filosofar y pensar en la vida me
llevó fuera de la vida misma pero no me arrepiento.
Y bien, ahí está ese pedazo de mi
vida, ahí está la adolescencia con todos sus pros y sus contras... tal vez el
ejercicio experiencial me llegó muy al fondo, o la relectura de “el túnel” (y
mi parecido en esos años al protagonista) me contactó con una parte de mí que
tenía escondida primero sea como sea estos días me vengo sintiendo extrañamente
cercana a esos años; con un humor negro demasiado exacerbado, con una soberbia
demasiado palpable y con un sentimiento de saber más que los demás demasiado
alentador. Sí, debo reconocerlo, la humildad se me fue a la punta de los pies.
No puedo evitar reírme de los inútiles esfuerzos de mis compañeros para
escribir un mail medianamente decente o de los diálogos de sordos que se
entablan entre ellos, no puedo evitar pensar en las absurdas actitudes de
quienes vagamos por los pasillos de FACSO.
Sí, la vida sigue siendo una mierda,
solo que se complica con el pasar de los años ¿cómo soportarla sino riéndose de
ella? ¿De qué otra manera tomar los absurdos de la gente sino con la cómoda
protección de la risa?
Ah! yo sé lo que pasa, sé lo que
hago. Me conozco tanto, soy tan absurda también. Pero ya que uno tiene que
tomar armas para enfrentar el mundo, nada mejor que una buena distancia de
escudo y ganas de reírse de este teatro para soportarlo al menos.
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