La cosa es que he cumplido años; ya tengo 23 y el mundo sigue
avanzando.
Los pe da zos de lo que una vez fue mi corazón vuelven a unirse con parsimonia... pero el resultado
es una masa deforme que
aún no aprende a palpitar.
¿Quién le va a enseñar?
Cada vez que estoy de cumpleaños llevo la vista hacia el
pasado, recuerdo todos esos octubres en que aún con tristeza “el próximo año
sería mejor”. Este Octubre la vida no me alcanzó para eso; ya no hay más
esperanzas absurdas, no hay futuro, no hay metas, no hay sueños…
El mundo entero cae en una decisión.
No tengo
cadenas que me aten, ni brújula que me guíe.
Las alas
pueden llevarme a cualquier parte
¿En qué dirección
soplará el viento?
¿En qué lugar me encontraré de nuevo?