Mataron a Sheyla.
Lo hicieron porque podían, así de simple. Sin ningún motivo más que su capacidad de hacerlo...
Era una buena persona, le gustaban los perros, confiaba en la gente, amaba el chocolate y la música de Bob Dylan. Tenía un coqueto mechon rosa en el pelo y una mariposa tatuada en la espalda.
La mariposa avisó; esta es Sheyla gritaba con tristeza manchada de sangre. La foto apareció en todas las noticias del día siguiente.
Así se enteró su madre que Sheyla no llegaría más.
Salió más tarde de su trabajo en el cine. La función de las 10 se demoró porque a un joven se le perdió el celular. Tuvo que volver a abrir la sala, ayudarlo a buscar el teléfono, volver a cerrar. Nadie la esperó. Todos conocían a Sheyla y asumieron que alguien más la esperaría. Todos pensaron lo mismo, nadie se quedó con ella. Sheyla salió del cine sola. Tenía miedo, ya era tarde... Solo eran 4 cuadras hasta la estación del metro ¿que son 4 cuadras? Nada.
Habló con Andrea, le reclamó porque no esperaron por ella. Andrea se disculpó y acordaron ir al karaoke después de la función del sábado. Todo estaba bien, pero Sheyla tenía miedo. Se le acercó un tipo a pedirle fuego, no tenía. Siguió su camino. Solo tres cuadras más.
Dobló por la esquina de Alessandri, los árboles se veían más grandes de lo normal. Los autos pasaban por la calle, la luz roja del semáforo iluminó su cara. "hay gente" pensó- como si eso fuese una buena señal, como si eso la protegiera del mal. Luz verde, solo dos cuadras más. El bullicio de la calle de día resulta ensordecedor, pero por la noche solo pasa un auto o dos, nadie más camina por la vereda. Sheyla está sola y tiene miedo.
Otra esquina, la luz roja del semáforo. Sheyla se detiene y ve frente a ella a otra mujer esperando cruzar. "No estoy sola piensa". Entonces alguien la abraza por la espalda y la mueve hacia la calle, Sheyla no ve su cara pero se resiste; un forcejeo breve, un golpe, luego otro. Sheyla es arrastrada a un auto que esperaba la luz roja por un hombre grande con demasiada fuerza.
Lo último que Sheyla ve es la cara de la mujer frente a ella, con pánico, petrificada, sin saber que hacer. Sheyla está ya dentro del auto, inmovilizada, la luz del semáforo cambia, la otra mujer corre y comienza a gritar por ayuda. El auto se aleja con Sheyla dentro.
Sin ningún motivo.
No la conocían...
No les importó quien era...
Era una mujer. Ellos la querían. Ellos podían...