Muy cerca...

Tu pupila
solo refleja
el miedo que
mi alma lleva
Reviven en mí los atávicos
deseos de dar muerte a todo ser estúpido e inocuo que roza siquiera el aire que
respiro. La necesidad imperante de exterminar de todo sitio a aquellos seres
que usurpan el lugar que unas flores ocuparían de forma mucho más útil y
grácil. Me detengo un segundo a
pensar en la forma en que estos seres -si es que pudiesen merecer tal
consideración- deberían alcanzar la muerte y no logro llegar a una conclusión que
me parezca lo suficientemente satisfactoria, pues su bajeza y nulidad impide
que un ser más elevado y erudito se rebaje siquiera a hacer el esfuerzo de
liberar la sangre que corre por sus venas o a tomar en sí aunque sea una
liviana parte de su peso inmundo.
Fijo entonces mi mirada en
su sangre esparramada por el suelo y la deseo, porque es parte de ella y su
rojo aún vive, porque no abracé a Susana y quiero abrazar lo que es parte de
ella. Me lanzo a la poza que se ha formado y me revuelco en ella como si la
abrazara ante la mirada de asombro y espanto de aquellos viles seres que antes
repudiaba. Las mujeres alejan a los niños de aquel espectáculo mientras voltean
la vista y se alejan, los hombres confusos no saben qué hacer y comienzan a
vociferar palabras que no comprendo, no quiero entender. Susana, ¡oh! ¡Susana!.
Me preparo un café mientras pienso en este día de mierda, lleno de cosas que no quiero hacer. De partida tengo que levantarme cuando yo solo quisiera quedarme en la cama para siempre... ¡Ah! que tedio, que cansancio, que desanimo de vivir este hoy
Prosigo, mi muerte pasó ayer, duró 24 horas, desde las 9:00 am hasta las 9:00
am de hoy. Supe que estaba muerta cuando me desperté -o creí hacerlo- y no
sentí mis células, y luego no tuve ganas de hacer nada. Me levante y me bañé –o
creí hacerlo- y vi como a cada paso dejaba una estela como de muerte. Era
extraño no sentirse a una misma... me bañe porque era costumbre, pero ahora que
lo pienso no sé si me bañé o pensé que me bañaba porque no recuerdo haber
sentido que me bañaba, aunque eso puede ser porque quizás los muertos no
sienten nada. Después del acto o pensamiento de bañarme estuve totalmente
segura de que estaba muerta; no tenia animo ni de respirar ni de estar con los
ojos abiertos. "Es depresión" -me dijo la voz de mi tía en la cabeza-
pero yo decidí que era muerte porque la muerte debía sentirse como esa ausencia
de vida que sentía yo. Como estaba muerta y a los muertos yo siempre los he
visto recostados en un ataúd yo me fui a recostar a mi cama, que era lo más
cercano que tenía, allí en posición horizontal me asumí muerta y estuve el
resto del tiempo así… a veces me caían lagrimas porque tenía pena -creo que fue
esa pena la que me rompió el corazón y me mató- pero el resto del tiempo solo
estaba allí muerta…Ya tengo 34 años. Quisierea decir que enfrento esta nueva vuelta al sol de alguna forma determinada, con un sueño en el corazón o una esper...