domingo, 21 de julio de 2013

I

Debía decírselo mirándolo a los ojos. No podía ser de otra manera ¿qué se creía ese hijo de puta? ¿Quién era él para venir a romperle el corazón a ella? A ella que todo lo dio por él, que pasó días en el hospital acompañándolo cuando tuvo peritonitis, que escondió sus mil tormentos para no preocuparlo, que le recordaba cuando debía pagar las cuentas, que lo animaba cuando el mundo se le hacía demasiado pesado, ella que le construía pequeños oasis para estar en paz ¿quién se creía para hacerle eso? A ella que se hizo mujer con él… ¡Ah! Pero se lo iba a decir, le iba a decir a la cara lo poco hombre y cabrón que había sido inventándole todos esos cuentos de hadas, todas esas palabras bonitas que una a una sus acciones fueron derribando.
Andrea caminó hasta el metro con decisión, se subió a su vagón atormentada, se bajó en la estación temblorosa y se paró en la puerta del negocio de Alfredo agónica ¿cómo pudo? Recién entonces comprendió lo que había sucedido; la habían dejado. Ya no vería más a Alfredo al despertar por las mañanas, ya no habría más peleas por la ducha, ya no tendría que escuchar sus sugerencias dietéticas, nunca más haría el amor con ese hombre… ¡oh por dios! ¡Nunca más! Pero claro, si él nunca hizo el amor… todo fue una ilusión, un cuento muy bien contado.

La campanilla de la puerta sonó, un cliente abandonaba la tienda y llevaba en los ojos el reflejo de Alfredo. La muchacha solo pudo salir corriendo de allí ¿Cómo pudo? –Pensaba- Corrió tres cuadras hasta llegar al muelle. Las olas siempre la calmaban, pero esta vez solo agudizaron su tristeza… ¿qué fue del hombre del que se enamoró, el chico que decía amarla? ¿Quién era Alfredo? Sus recuerdos del hombre cariñoso que la hizo tan feliz chocaban con el hijo de puta que ahora la dejaba. Andrea ya no sabía nada… y no quería saber.

Nunca se lo dijo, pero Andrea estaba segura  que Alfredo era el amor de su vida. Él no era muy romántico… sabía que nunca tocaría a su puerta con maravillas y chocolates –aunque le gustaba fantasear que si- sabía que no la invitaría al cine a ver una película romántica, ni siquiera a una cena a la luz de las velas… ella sabía que Alfredo no tenía nada del príncipe azul pero por algún motivo que escapaba de su control lo amaba. Y no le dijo que era el hombre de su vida para no quedar aún más vulnerable ante un hombre tan lejano a lo que ella veía del amor.

Sentada en el muelle observando las olas recibió un mensaje de Alfredo;
“Te quiero, seamos amigos”.


 Lo que más le dolía a Andrea era la tibieza de sus palabras; no zanjaba nada, no era capaz de decir que no la amaba aunque así fuera y eso hacía que su corazón mantuviera las esperanzas aunque su mente supiera que ya no era correspondida. Pensó en lanzarse al mar, pensó en volver a la tienda y gritarle a Alfredo lo hijo de puta que era, pensó incluso en tragarse su lágrimas y conformarse con ser la amiga de quien hasta hace unos días era su novio ¿qué sería más doloroso; perder a quien se ama o tenerlo cerca sin poder tocarlo? Debía descubrirlo.

jueves, 18 de julio de 2013

   Se había enamorado de un espíritu mediocre, demasiado tibio para saber de pasión, demasiado acostumbrado al suelo. Un cumplidor de expectativas ajenas, un caminante que huye de los huracanes, de los mares, de las cordilleras, de todo cuya inmensidad corra el peligro de desbordarlo. Un excusador empedernido, un personaje de papel.

 Pero se enamoró de él.


lunes, 15 de julio de 2013

Sucede que tu ausencia me concurre progresivamente… y ya no puedo más respirar bajo el agua y hacer como si mi corazón no palpitara; te me apareces en cada recuerdo no vivido y llenas de melancolía mis poros moribundos. Me provocas una alegría solitaria cuando escucho tus melodías y sé que no estás conmigo (que ya no estarás conmigo)

Y pasa que ya no puedo controlar un amor que me desborda, que se me sale por los ojos y por la boca. Y pasa que me muero un poco cada vez que censuro mis palabras, cada vez que susurro un te quiero cuando quiero gritar que te amo.


No puedo dormir. La emoción me embarga, se me mete en el cuerpo y me hace caricias desde dentro.  No puedo no amarte, no puedo. Lo intento, me ahogo, me sacudo, me hundo pero no puedo. Antes muero yo que este amor que te tengo.



viernes, 12 de julio de 2013

[verbos]

Ver[te]
Respirar [tu aire]
Saber [que te amo]
Amar [te por siempre]
Sentir [el dolor, con que]
Aprender [é a]
Vivir [eternamente]
  
...
Estar [cerca]
Querer
Besar [te, no]
 hacer[lo]
Respirar [profundo]
Cerrar [los ojos]
Rogar [tu beso y]
Entender [te amor]

...Entenderte...



jueves, 4 de julio de 2013

Piedra

Y así es como las decepciones llenan el corazón de un liquido frío, plateado, como mil cristales hechos pedazos que recorren las venas desde dentro, enfriando a su paso cada poro del cuerpo y convirtiendo en piedra a quien antes era amor.



domingo, 30 de junio de 2013

Horas de Junio

Vuelvo a ti, soledad, agua vacía, 
agua de mis imágenes, tan muerta, 
nube de mis palabras, tan desierta, 
noche de la indecible poesía.

Por ti la misma sangre -tuya y mía- 
corre al alma de nadie siempre abierta. 
Por ti la angustia es sombra de la puerta 
que no se abre de noche ni de día.

Sigo la infancia en tu prisión, y el juego 
que alterna muertes y resurrecciones
de una imagen a otra vive ciego.

Claman el viento, el sol y el mar del viaje. 
Yo devoro mis propios corazones
y juego con los ojos del paisaje.

¿Cuál de todas las sombras es la mía? 
A todo cuerpo viene la belleza
y anticipa en los aires la proeza 
de ser sin el poema poesía. 
Junio dos nubes mágicas me fía
y ya soy cielo en que la duda empieza. 
¿Apoyaré tan pronto la cabeza
en la mano profunda que aún no es mía?

En palabras de amor se va la hermosa 
vida junto a la espina y a la rosa, 
tan alta siempre que cuando la hallamos 
antes sangran los dedos con la espina; 
y la rosa en la altura de sus ramos 
ya es otra rosa que se indetermina.

Junio me dio la voz, la silenciosa 
música de callar un sentimiento. 
Junio se lleva ahora como el viento 
la esperanza más dulce y espaciosa. 

Yo saqué de mi voz la limpia rosa, 
única rosa eterna del momento. 
No la tomó el amor, la llevó el viento 
y el alma inútilmente fue gozosa. 

Al año de morir todos los días 
los frutos de mi voz dijeron tanto 
y tan calladamente, que unos días 

vivieron a la sombra de aquel canto. 
(Aquí la voz se quiebra y el espanto 
de tanta soledad llena los días.)


Carlos Pellicer

jueves, 27 de junio de 2013

Escucho lluvias ajenas y el repicar esquelético mis teclas bailar. Pienso un momento en como corre la sangre por mis venas y en por qué no escucho mi corazón palpitar. La respuesta parece obvia para el lado más lírico de mi ser; mi corazón murió ahogado en mares de desilusión y daño. Nunca más palpitará con esas ansias devoradoras, con esos ritmos noctámbulos o esos vaivenes hipnóticos. 
Nunca más

Mi mente aun no se decide por una de entre todas las máscaras posibles ¿quién fuiste?
La incertidumbre anida en mi cráneo y lanza raíces de estremecimiento a todo mi cuerpo. Tiemblo, fría como el hielo y temerosa como la espuma. Espero mi aniquilación en vano y me hundo en las imágenes añejas de tiempos mejores; cuando todo era posible, cuando nadie alcanzaba mi nombre, cuando el futuro era una melodía que se tocaba de a dos. 

¿Qué debo aprender de este dolor?

No sé que pensar, no sé que sentir. 
Padezco el ataque constante de monstruos subterráneos que arañan mis ojos desde dentro. Y no puedo ver la realidad que se me presenta sin la distorsión que esas marcas dejan en mi cabeza. ¿Eres tu? ¿qué máscara traes hoy?


martes, 25 de junio de 2013

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Hoy tengo un dolor nuevo; ligero como un cosquilleo que va creciendo aquí dentro... muy dentro, muy dentro. Me pregunto si será por la lejanía, por el frío o por la desilusión... Está allí, como una tenue música. Quizás ni siquiera sea dolor...

Es una música roja, dulce y doliente. Viene desde fuera, pero vibra  en el corazón, en las venas. Tengo rabia, no es dolor. Rabia por lo que he sufrido, rabia por lo que me han hecho, por como me han tratado, por como me han olvidado, rabia por el frío, rabia por la lluvia, rabia por este dolor tan injusto, por esta soledad tan pesada. Rabia porque el mundo quizás si sea malo, rabia porque tal vez soy ciega, rabia por haber enmudecido, rabia por no poder tocarte... rabia por aún querer hacerlo.

Rabia


Me gustaría poder explicarte lo difícil que me resulta hablar... Hablar y que me escuchen... Hablar y escuchar mi voz... Es como si al habl...